África: colonialismo, nacionalismo, militarismo y debilidad institucional
La democracia no ha podido germinar en la mayoría de los países africanos y los militares han gobernado por mucho tiempo. Para ello hay que considerar varios factores que han llevado a esta situación.
África ha vuelto a estar en la opinión pública tras el golpe de estado en Níger, no obstante, este texto busca hacer una recuento de qué ha pasado a grandes rasgos en este continente. Para los politólogos de varias regiones del mundo África ha sido un terreno fértil para la Ciencia Política desde los años sesenta del siglo pasado hasta hoy en día.
El África colonial
Al igual que muchas regiones del mundo, el continente y las naciones que lo integran surgieron de procesos de colonización por diversas potencias extranjeras como: el Reino Unido de Gran Bretaña, Alemania, España, Francia, Portugal, Italia y Bélgica. Desde la Conferencia de Berlín en 1884, las potencias establecieron límites a sus colonias africanas y así evitar más conflictos, de acuerdo con el diplomático Henry Kissinger en La Diplomacia, el objetivo de la conferencia era impulsar el desarrollo y producción de materias primas para consolidar la dominación de una potencia.
Con el reparto los países colonizadores establecieron diversos modelos de colonias, por ejemplo, existieron:
Protectorados: estos se caracterizaban por ser territorios soberanos y con autoridades propias, pero no estaban integrados en su totalidad a la metrópoli. Por ejemplo, el protectorado Anglo-Egipcio del Sudán.
Colonias de explotación: eran utilizadas como fuente de extracción de materias primas y tenían un gobernador o autoridades que representaban al gobernante de la potencia. Algunos ejemplos fueron: Burkina Faso, Uganda, Mauritania, Rhodesia o Malí, entre otros países.
Dominios: estos eran territorios con poca o nula población nativa, la cual servía para explotar recursos y era habitable para las personas migrantes de las metrópolis. Sudáfrica y Argelia fueron los más simbólicos.
Empresas: de esta solo existió un tipo y fue el Congo Belga, la cual pertenecía a Bélgica, pero particularmente al Rey Leopoldo II quien la utilizaba para obtener ganancias propias. Tiempo después, dejó de ser propiedad privada y se convirtió en una colonia.
Durante muchos años, principalmente el siglo XIX, las colonias fueron vistas como extensiones de los imperios europeos. Sin embargo, cobraron mayor relevancia durante la Segunda Guerra Mundial y este evento fue un parteaguas, durante la invasión alemana a los países, se optaba por obtener refuerzos de los ejércitos coloniales para la defensa de las metrópolis. El conflicto armado en las colonias llegó cuando la Italia fascista invadió Libia y Etiopía (único país independiente del continente). Su emperador Haile Selassie acudió a la Sociedad de Naciones para denunciar esta agresión.
Con el fin del conflicto armado en 1945, los países europeos quedaron destruidos y endeudados, por lo que varios de ellos decidieron optar por otorgar las independencias a sus antiguas colonias, como Uganda, Zaire, Sierra Leona, Camerún entre otros. Algunos otros lucharon por la vía armada contra los imperios coloniales como la guerra de Argelia, una de sus mejores crónicas ha sido del general y expresidente francés Charles de Gaulle. Mientras, por parte del Reino Unido, al primer ministro Harold Macmillan le tocó presenciar el derrumbe del imperio británico.
Efervescencia nacionalista
Las décadas de 1950 a 1970 estuvieron marcadas por la estabilidad económica en el mundo y el sistema Bretton Woods. Sin embargo, África y Asia siguieron otros rumbos. La efervescencia nacionalista recorrió a los países africanos, quienes buscaron construir nuevos estados que rompieran con sus lazos coloniales, pero no todos lo lograron.
El caso inglés durante los años sesenta formó lo que se denominó como la Nueva Mancomunidad a cargo de la reina Isabel II, quien formó este grupo para mantener los lazos históricos con las antiguas colonias. Se reunió con líderes como el ghanés Kawame Khruma, quien impulsaba la independencia total de los países. Empero, en una misión diplomática la monarca británica convenció al líder africano de permanecer y estrechar los lazos. Muchos países hasta la fecha están adheridos a la Mancomunidad lo que implica que reconocen al monarca en turno (Carlos III) como Jefe de Estado.
Por otro lado, Francia buscó formar una mancomunidad, que se llamaba Unión Francesa, la cual era una forma de mantener lazos con sus colonias. El proyecto fracasó por la guerra en Argelia y Vietnam, por lo que el país galo otorgó las independencias a varios países. Camerún, Malí, Congo, Madagascar, Túnez y Marruecos fueron de los primeros países en separarse. Al igual que varias excolonias inglesas, comenzaron a buscar construir sistemas políticos y estados que se adaptaran a la realidad africana.
Los países buscaron levantar instituciones, leyes y regímenes políticos de lo poco que conocían. Además tuvieron que enfrentar problemas como la hambruna, carencias económicas, analfabetismos y violencia. Las nuevas naciones no solo lograron la independencia, sino que volverían a formar parte del tablero mundial de la Guerra Fría y sus antiguos dominadores tendrían un peso preponderante en ciertas decisiones, recordemos que la lucha territorial era fundamental para alinear nuevos países al bloque capitalista o socialista.
Dictaduras: entre el socialismo y el capitalismo
Las independencias de los nuevos estados estuvieron acompañadas de una diversidad de líderes políticos que poco se identificaban con la democracia. Fueron los militares quienes se hicieron con el poder, al igual que en América Latina y Asia, durante sus primeros años independientes el ejército adoptó tintes nacionalistas.
El continente fue cuna de varios liderazgos: el presidente egipcios Gamal Abdel Nasser, que nacionalizó el Canal de Suez; el líder libio Muamar Gadafi, quien construyó una autocracia islámica; Idia Min Dada, mariscal ugandés que estableció una dictadura de ocho años; o Jean Bedel Bokassa de la República Centroafricana, quien se convirtió en emperador. Hay otros liderazgos, pero estos son algunos de los más conocidos y el objetivo era demostrar cómo las nuevas naciones estuvieron a la búsqueda de sistemas que se adaptaran a sus necesidades.
También África fue caldo de cultivo para observar y analizar diversas formas de gobierno, aunque en muchos hubo dictaduras cada una tuvo sus particularidades. Por ejemplo, juntas militares como en Malí o Burkina Faso; autocracias como Libia; dictaduras personalistas como Uganda y República del Congo; imperios como en la República Centroafricana; y democracias como Sudáfrica. El surgimiento de todos estos modelos generó polarización, crisis constitucionales, sucesiones anticipadas y ahondó las brechas de desigualdad dentro de las sociedades.
Estos gobiernos fueron producto de la Guerra Fría y del imperialismo impulsado por parte de la Unión Soviética y Estados Unidos en el escenario político. Los avances de liderazgos estaban ligados al desarrollo económico y social, lo cual conllevaba adherirse a un bloque ideológico para enfrentar los avances de las potencias. El ser apoyados por los soviéticos o los estadounidenses generó otra forma de dependencia, ya no a sus antiguas metrópolis, sino que se impuso la dictadura del dólar, la cual consistía en el apoyo económico a estos países; por otra parte, la incursión soviética representaba el apoyo con armamento y establecimiento de un gobierno socialista.
Con el derrumbe del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la URSS en 1991, conocida como la caída del socialismo real, se dejó de lado un tipo de lucha concreta en el mundo. Empero, para África esto no fue una excepción ya que sus problemas continuaron, las luchas internas y golpes de estado fueron una constante en países como Guinea Bissau, Camerún, Sierra Leona, Somalia, Ruanda o Burundi por mencionar algunos países. Los sistemas democráticos no lograron germinar, puesto que los países que celebraban elecciones tuvieron cortos periodos de libertad y los mandatarios elegidos terminaron por anquilosarse en el poder e instaurar dictaduras civiles.
Los albores del siglo XXI
El final del siglo XX y la llegada del XXI presenció una ola de gobiernos autoritarios-civiles que hasta la fecha perduran en el poder. Algunos presidentes llevan más de treinta o cuarenta años ininterrumpidos y han optado por tácticas represivas contra sus poblaciones. Por ejemplo:
En Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang lleva 43 años ejerciendo el poder.
En Camerún Paul Biya cumplirá en noviembre de 2023 40 años en la presidencia.
En el Congo Denis Sassou Nguesso cumplirá 39 años.
En Uganda Yoweri Museveni ha alcanzado los 38 años como presidente.
En Suazilandia Mswati III cumplirá 38 años al igual que su homólogo ugandés.
En Chad Idriss Deby ejerció el poder hasta que murió en 2021.
En Eritrea Isaias Afwerki ejerce el cargo de presidente de facto desde 1993 cuando ganó un referéndum y se aprobó la nueva Constitución. En 2023 cumplirá 31 años en el cargo.
En Yibuti Ismail Omar Guelleh cumplirá 25 años en el cargo. Es el segundo presidente de la república desde la independencia del país en 1977.
En Ruanda Paul Kagame cumplió 23 años ejerciendo el poder.
Con los ejemplos anteriores, vemos cómo se han implantado dictaduras civilistas con títulos como presidentes vitalicios o presidentes de facto. Las variables que los mantienen en el poder son dos principalmente, la lealtad del ejército hacia su figura y las técnicas represivas. En varios países, los partidos políticos han sido ilegalizados y los presos políticos son figuras normalizadas para la población.
No obstante, el militarismo sigue siendo una constante en la mayoría de los países, ya que muchas veces son los coroneles quienes tienen las armas y la fuerza para alcanzar el poder, no necesariamente a través de las urnas. Nuevamente la figura del dictador es invocada y a la vieja usanza, se argumenta que es por la emergencia nacional que viven los países. Haré un paréntesis, de acuerdo con el libro Teoría General de la Dictadura de Juan Federico Arriola, la figura del dictador era utilizada en Roma cuando había situaciones de ingobernabilidad e inestabilidad, muy distinta a la de hoy en día.
Asimismo, son varios países africanos los cuales se encuentran bajo gobiernos militares, como Malí, Chad, Guinea, Sudán, Burkina Faso y Níger, por mencionar algunos. La inestabilidad política se ha normalizado, ya que militares llegan y se van, prometiendo elecciones libres, mejoras económicas y sacar del atraso a sus poblaciones. El fenómeno africano se puede explicar a través de una constante búsqueda de identidad en lo religioso, político, nacional y tradicional, son factores gestantes de la gobernabilidad. Las diversas visiones no logran establecer una sola porque al hacerlo muchas veces han terminado en genocidios como en Ruanda en 1994.
Los retos actuales
Los retos de África son bastantes. Los rezagos heredados del colonialismo, y que se han profundizado con las dictaduras, son el caldo de cultivo perfecto para que la democracia no pueda florecer. Las elecciones libres y la institucionalidad surgirán a partir de reformas que fortalezcan la pluralidad y reduzcan la fuerza del militarismo.
A diferencia de otras latitudes, África no concuerda con la seducción de liderazgos fuertes o el caudillismo, más bien el apoyo a estas formas de gobierno provienen de las tribus que han alcanzado el poder. Las cosmovisiones que muchas veces se encuentran confrontadas se traducen en luchas civiles y golpes de estado. El respaldo deriva del origen étnico y no por una atracción o seducción de un ente carismático.
Otra variables es que las sociedades africanas se encuentran muy lastimadas y divididas desde sus procesos independentistas hasta hoy en día. La erosión democrática y la fuerza militar se han antepuesto a la ciudadanía y el pluralismo que algunos liderazgos buscan sembrar y ver germinar. Aunado a la ola de fundamentalismo islámico que se ha convertido en un poder fáctico y que muchas veces logra colonizar ramas del Estado.
A su vez, no debemos olvidar que las potencias coloniales dieron la independencia a estos países, aunque con el fin de la Guerra Fría las antiguas metrópolis han optado por subordinar a estos países a través de la economía. Los estados africanos no desarrollaron un modelo propio, sino que históricamente han estado ligados a través del dinero al mundo europeo, lo cual ha generado un neocolonialismo.
Con este texto busco invitar a la reflexión, es un pequeño bosquejo de la historia africana para comprender a través de sus condiciones materiales, sociales, políticas y algunos de sus personajes el devenir de su futuro. Aunado a destacar la debilidad de los liderazgos para construir estados modernos y sólidos que cumplan con las funciones constitucionales.
Firma invitada - Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21.
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