El bloqueo institucional en Irlanda del Norte
Irlanda del Norte se halla en un bloqueo institucional que se extiende desde hace un año. Una serie de factores explican esta situación, siendo las consecuencias del Brexit uno de los más destacados.
Desde febrero de 2022 Irlanda del Norte no cuenta con un gobierno y las elecciones del mes de mayo de ese mismo año siguieron sin resolver el panorama de bloqueo.
La imposibilidad de formar un gobierno en Irlanda del Norte
El 14 de febrero de 2023 la Asamblea de Irlanda del Norte fallaba por sexta vez desde las elecciones de mayo de 2022 para elegir un nuevo presidente. Este hecho se enmarca en el bloqueo por parte del Partido Unionista Democrático (DUP), la actual segunda fuerza política de la Asamblea de Stormont, como forma de protesta frente al Protocolo de Irlanda del Norte, un acuerdo firmado tras el Brexit que evita una frontera física en la isla de Irlanda.
Desde el Reino Unido se anunció recientemente un proyecto de ley que retrasaba las nuevas elecciones en Irlanda del Norte hasta enero de 2024, dando más tiempo a los partidos norirlandeses para formar un gobierno y también para que las negociaciones entre Londres y Bruselas sobre este protocolo continuasen. Después de que se celebrasen las elecciones del año pasado en Irlanda del Norte, el Gobierno británico ha tenido que dar más de una prórroga para que las formaciones políticas se pusiesen de acuerdo, pero al final sacaron el proyecto de ley mencionado anteriormente con el fin de evitar unos nuevos comicios en estos meses.
El último plazo que se dio para restaurar el reparto de poder finalizaba el 19 de enero de este año. Así pues, el ministro para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, contaba con el deber legal de convocar unas nuevas elecciones a la Asamblea en las doce semanas siguientes. Éste debía anunciar la fecha de tales comicios dentro de seis semanas para permitir otras seis semanas de campaña, por lo que bajo esas reglas se deberían celebrar como máximo el día 13 de abril, tres días después del 25 aniversario del Acuerdo de Viernes Santo. Sin embargo, la idea del Gobierno británico era presentar una nueva legislación para que las elecciones se pudiesen retrasar por más tiempo y finalmente es lo que ha ocurrido, extendiéndose el plazo hasta principios de 2024.
¿Qué ocurrió en las elecciones de mayo de 2022?
Antes de que tuviesen lugar los comicios electorales de mayo de 2022, en febrero el hasta entonces ministro principal de Irlanda del Norte, Paul Givan (DUP), dimitía de su cargo por los controles del Brexit en el Mar de Irlanda y por ende eso suponía la salida de la viceministra principal, Michelle O'Neill (Sinn Féin). En ese contexto se cumplían dos años de la vuelta de los nacionalistas de Sinn Féin al gobierno de Irlanda del Norte, el cual es compartido junto con los unionistas del DUP bajo los términos del Acuerdo de Viernes Santo de 1998. El movimiento del DUP también se entendía en clave electoral, puesto que tres meses después Irlanda del Norte elegía a los miembros de su Parlamento y las encuestas apuntaban que la principal formación unionista sería superada por Sinn Féin.
Entonces, en relación con estas elecciones de mayo, se elegían los 90 miembros de la Asamblea de Stormont y ya se vislumbraba que Sinn Féin iba a obtener la victoria y que el DUP, al quedar en segundo lugar, iba a rechazar participar en el sistema de reparto.
Finalmente los nacionalistas de Sinn Féin fueron los más votados (29%) y los que más escaños lograron (27), suponiendo su primera victoria en 101 años. La formación liderada por Michelle O'Neill se centró en el costo de la vida y la atención médica y no tanto en el tema de una Irlanda unida, así como en trasladar una imagen de institucionalidad. Con su victoria, Sinn Féin tenía el derecho de nombrar al ministro principal y esto era un evento que contaba sobre todo con una carga simbólica, puesto que en la práctica el ministro principal y el viceministro principal son iguales. Los unionistas del DUP, que pasaron a ser la segunda fuerza, terminaron con su dominio de dos décadas en la política norirlandesa por el debilitamiento que sufrieron y que se relacionaba en parte con el Brexit y también con una crisis de liderazgo. Tras estas elecciones, advertían en aquel momento que podían paralizar el reparto de poder como forma de presionar para la modificación del Protocolo de Irlanda del Norte.
El Protocolo de Irlanda del Norte
El Acuerdo de Viernes Santo, firmado el 10 de abril de 1998, ponía fin al conflicto político entre unionistas y nacionalistas en Irlanda del Norte que había imperado desde la década de 1960. Este acuerdo de paz contó con la firma de los gobiernos de Reino Unido e Irlanda y con la aprobación de la mayoría de las formaciones políticas norirlandesas. De este modo, aparte del desarme de las fuerzas paramilitares y la apertura de la frontera norte-sur, se estableció la Asamblea y el Gobierno compartido como las dos principales instituciones democráticas de Irlanda del Norte.
Con la victoria del Brexit en el referéndum de 2016, en las negociaciones posteriores para formalizar la salida de Reino Unido de la UE se tuvo una prioridad absoluta en proteger el Acuerdo de Belfast. Así, ambas partes suscribieron el Protocolo de Irlanda del Norte como parte del acuerdo de retirada del Brexit, aunque se firmó sin el acuerdo de unionistas y nacionalistas. Debido a que la frontera terrestre ha sido una una cuestión sensible en la historia norirlandesa, el protocolo preservaba a Irlanda del Norte dentro del mercado único de bienes de la UE, cuya implicación era que el comercio podía circular a través de la frontera sin nuevos controles. A su vez, significaba también la aplicación de nuevos controles sobre las mercancías que entran en Irlanda del Norte desde Gran Bretaña.
El DUP, el principal partido unionista, está bloqueando la formación de un gobierno en Irlanda del Norte como medio para manifestar su rechazo a tal protocolo. Esta formación considera que situar una frontera efectiva a través del Mar de Irlanda debilita el lugar de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido. En tanto, la mayoría de los miembros de la actual Asamblea están a favor de que el protocolo se mantenga. Aun así, Sinn Féin, Alianza y el Partido Socialdemócrata y Laborista han reconocido la necesidad de mejoras en el protocolo para posibilitar su implementación.
Por otra parte, la UE por medio de la Comisión Europea a mediados de 2022 tuvo que emprender acciones legales contra el Reino Unido por no cumplir el protocolo. No obstante, desde la UE, ha existido disposición a trabajar en la forma que se aplican las normas, pero no contempla renegociar el protocolo. En octubre de 2022 se reanudaron las negociaciones técnicas entre Londres y Bruselas. Hasta ahora las negociaciones continúan su curso, habiéndose realizado grandes avances, aunque todavía siguen habiendo disparidades significativas entre las dos partes, quienes coinciden en las dificultades para aplicar el protocolo en la práctica. El objetivo del Reino Unido como la UE es llegar a un posible acuerdo antes de que se cumpla el 25 aniversario del Acuerdo de Viernes Santo.
Pero la disputa por el Protocolo de Irlanda del Norte no terminaría aquí porque el DUP fijó siete condiciones para que terminase con su bloqueo. Bajo la coyuntura actual, las condiciones impuestas por la principal formación unionista no se podrían cumplir porque algunas de ellas son imposible de abordar. Entonces, incluso si Londres y Bruselas llegan a un acuerdo, el DUP puede rechazarlo. El primer ministro británico, Rishi Sunak, se halla en una difícil tesitura, ya que aun contando con el apoyo del propio laborismo para un acuerdo con la UE, desde el DUP se podrían revelar al igual que una parte del Partido Conservador y la situación se volvería más inestable e Irlanda del Norte seguiría sin contar con un gobierno autónomo.
La salida a esta crisis institucional es posible que no agrade a todas las partes implicadas. En todo caso, lo que está claro es la necesidad de la reanudación del Gobierno autónomo norirlandés como el funcionamiento de la Asamblea elegida en mayo de 2022 porque sino los principios democráticos van quedando de manera progresiva subvertidos.