El encaje territorial de Feijóo
O galego da rúa, las tensiones en la idea de España y las dificultades de la derecha para poner una pica en Flandes. Razones que acercan a Feijóo a una investidura fallida.
La derecha española vive en una tensión entre dos líneas políticas, la radicalización del españolismo que encamina hacia la pérdida de autonomía política de Núñez Feijóo y la pluralización de la idea de España en pos de la búsqueda de la capacidad de alianzas, lo que necesita de un largo camino de desactivación de una estrategia relativamente exitosa pero limitante.
Alberto Núñez Feijóo llegó al liderazgo del PP hablando o galego da rúa, o galego cordial, do que se fala nos bares. Contaba con capacidad de interlocución con el PNV, había vías para el corredor cantábrico con Íñigo Urkullu. A su vez, buena sintonía con los círculos económicos de Catalunya, digamos una relación potencial con sectores de Junts. Recordemos, Núñez Feijóo apela a la nacionalidad catalana en su primera visita a Catalunya y Elías Bendodo, coordinador general de los populares, habló de plurinacionalidad. Ecos de catalán en la intimidad.
A la alianza Andalucía-Galicia le temblaron las piernas frente al sistema Madrid, guardián de las esencias del españolismo y de los resortes económicos, mediáticos y jurídicos que hormonan al conservadurismo patrio. El cadáver de Pablo Casado todavía estaba muy fresco. Se volvió a acercar la tesis del realineamiento con las derechas no españolistas con los coqueteos con Xavier Trías. Antes de su Que us bombin a tots. El voto de clase fue marcado en las municipales de Barcelona.
Feijóo estaba subido en una ola que en mayo de 2023 parecía imparable. El conservadurismo planteó una derrota moral al progresismo en España. No era descabellado, pero entre otras cosas Vox en la última semana de campaña decide incendiar Catalunya y los gurús de la demoscopia tienen que ponerse a estudiar. Mucha escuela de negocios, cafés y copas para conseguir contactos, pero poca biblioteca. El 23J hubo resistencia a la derrota moral, especialmente Catalunya contuvo la ofensiva. El PP tuvo un buen resultado el 23J. Ahora, la política tiene entre sus ingredientes principales la gestión de expectativas. El colchón de la Moncloa ya estaba en camino. Toca evaluar.
Aquello que te ha permitido la activación de tu base sociológica provoca una reacción ligeramente mayor. La derecha domina el nacionalismo español con soltura desde la reacción al procès, la España de los balcones era ya sustrato de Vox. Vemos aquí uno de los factores diferenciales de nuestro pueblo de extrema derecha. Nacionalismo español como fundamento principal de exclusión, y anticatalanismo como expresión preferente de esto. Esto dibuja los contornos de una comunidad política que no permite el diálogo fuera del nacionalismo español. Por eso, la resistencia a la derrota proviene de la antiespaña. Si simplificamos en un esquema izquierda-derecha, nos encontramos que PP, Vox, Junts, PNV, CC y UPN suman 183. Frente a los 167 de PSOE, Sumar, ERC, Bildu y BNG.
La derecha se enfrenta a los límites de una campaña exitosa para un gran número de territorios, pero qué te dificulta estrenar colchón en la Moncloa. El dilema de Feijóo es mantener la activación de los propios y esperar que la reacción plurinacional se fatigue. O bien iniciar el camino de una cierta desactivación de los tuyos para debilitar el eje España-Antiespaña. El ambiente intenso que implica mantener el españolismo te deja a expensas de sus voceros, que pueden iniciar a su voluntad una sustitución hacia su máxima exponente. Es decir, Feijóo y su conglomerado se juegan la autonomía política. Isabel Díaz Ayuso podría ser la segunda gran ofensiva, aunque las reacciones de la España plurinacional podemos intuirlas. Nunca está de más recordar que Madrid no es España.
En la parte inicial del camino a la investidura, se vuelven a intuir ecos de catalán en la intimidad. Feijóo apela al encaje territorial. No se vislumbra todavía un reencuentro abierto con los jeltzales, pero sobre todo con el mundo posconvergente. No obstante, se restablece el principio de interlocución, reuniones a la luz del día con los primeros y en los callejones oscuros con los segundos. Aznar decide romper las piernas a Feijóo con el pronunciamiento del 12 de septiembre, un día después de la Diada de Catalunya. Decide y marca el camino, el conglomerado Feijóo convoca a un gran acto abierto ni más ni menos que en la Avenida Felipe II. Por si había alguna duda, un levantamiento de los tercios frente a la antiespaña.
Los tercios responden al llamado en el primer domingo del otoño y podemos ver quien es su capitana por ovación en un acto de notable convocatoria. Isabel Díaz Ayuso toma el siglo XVI y apela a lo trascendental de la batalla cultural. Inmediatamente después José María Aznar sintoniza y llama al alzamiento, años treinta del siglo veinte en un hijo y nieto de notables del franquismo. Mariano Rajoy Brey toma el papel del constitucionalista, con un discurso de ubicación transicional que menciona reconciliación, diversidad y unidad de España, a la vez que es reivindicador de su aplicación del artículo 155. Finaliza Feijóo reivindicando los éxitos territoriales en las elecciones municipales de mayo e incluso habla de Illes Balears. Está en Madrid (un pueblo de España lo denomina nuestro protagonista) y lo sabe, va a defender España aunque le cueste la Presidencia dice. Para apelar a la nación española y al constitucionalismo se sitúa en San Fernando en 1810 donde se inauguraron las Cortes Constituyentes que acabarían en la Constitución de Cádiz de 1812, te lo firma Íñigo Errejón en 2015.
La tesis del reencuentro no se cierra, a Borja Sémper le da por hablar euskera y la avanzadilla de los tercios se retira del parlamento audífono en mano. Feijóo no quiere cerrarse puertas. La tensión entre las dos líneas de la derecha persiste. La derecha se juega su capacidad de conformación de mayorías de gobierno en el medio y largo plazo. El realineamiento hacia un eje izquierda-derecha le permitiría incidir y dirigir hacia una legislatura corta, con la posibilidad del fantasma de la moción de censura. Lo que supondría que el jugador tight-agresivo Sánchez tuviera la mano en el botón del adelanto electoral todo el rato. A la larga dotaría al PP de una mayor capacidad de alianzas para conformar gobernabilidad, activar la ya célebre geometría variable. Quizás, en realidad sea este el largo camino que permitiría poner una pica en Flandes. Si bien, necesita como premisa que continúe el debilitamiento de Vox. Por otra parte, la radicalización del españolismo a través del sistema Madrid, en el mejor de los casos, te lleva a la Moncloa por agotamiento del bloque de la antiespaña, y en el peor te compra un billete de AVE a Galicia. Madrid kilómetro cero de un modelo radial de transportes.
Juego de expectativas, autonomía política y subordinación estratégica, activación y desactivación de electorados, pluralidad y uniformidad discursiva, mitos fundantes y concepciones de la nación de tu pueblo de referencia o capacidad de alianzas. Todos estos, ingredientes fundamentales del arte de la política que podemos ver en esta investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. Ho bisogno di (necesito) decían los soldados novatos de los tercios españoles que llegaban a Italia para pedir alojamiento y otras necesidades básicas. No seamos bisoños le dice Ayuso a Feijóo. Ho bisogno di cuatro diputados responde nuestro protagonista.
Firma invitada - Andrés González es investigador doctoral en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la UCM. Máster Internacional de Estudios Contemporáneos de América Latina. Graduado en Ciencias Políticas y en Derecho por la UC3M.
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