Galicia Rueda: el cambio que no se materializó
El PP logró su quinta mayoría absoluta en Galicia. Mientras, en la izquierda, aun con el techo máximo conseguido por el BNG, los partidos del gobierno nacional tuvieron un mal desempeño el 18F.
Las elecciones del 18 de febrero en Galicia eran de gran importancia, especialmente considerando el contexto político español. Representaban los primeros comicios que se celebraban después de las elecciones generales del 23 de julio. Dichas elecciones ponían a prueba el impacto del debate sobre la amnistía más allá del circuito político convencional de la capital española. Asimismo, se podía testear el alcance del cambio de postura sobre un posible indulto a Carles Puigdemont protagonizado por el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.
Resultados electorales: un refuerzo para el liderazgo de Feijóo
El Partido Popular (PP) fue la primera fuerza en las elecciones gallegas al obtener el 47,36% de los votos emitidos. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) experimentó un notable incremento con un apoyo del 31,57%, manteniéndose como el primer partido de la oposición. El Partido Socialista de Galicia (PSdeG) registró sus peores resultados en la historia democrática de la región, con un respaldo del 14,04%. Democracia Ourensana (DO) logró ingresar al Parlamento con un apoyo total del 1,03%, aunque su respaldo dentro de la provincia de Ourense fue del 8,87%, superando así la barrera electoral del 5% necesaria para obtener representación. Por otro lado, ni Vox ni Sumar obtuvieron representación. Tampoco Podemos, que consiguió un 0,26% de los votos, incluso por detrás del partido animalista PACMA.
En el Parlamento gallego, esta vez habrá representación de cuatro partidos políticos gracias a la entrada de DO. El PP obtiene 40 escaños, dos menos que en las elecciones de 2020, pero aún así revalida la mayoría absoluta. Por otro lado, el BNG consigue 25 escaños, lo que representa un aumento de 6 respecto a su anterior resultado y alcanza su máximo techo electoral. En contraste, el PSdeG solo obtiene 9 escaños, quedando casi triplicado en fuerza por el BNG. Por último, DO entra en el Parlamento con un escaño, aunque sin tener la posibilidad de ser relevante en la formación del nuevo gobierno de la Xunta de Galicia.
La suma de los votos de los partidos ideológicos de la derecha (PP+Vox+DO) 748.296 votos y un 51%, mientras que la suma de los partidos de la izquierda (BNG+PSdeG+Sumar+Podemos) han obtenido 712.163 votos y un apoyo del 49%. En cuanto a las provincias, la derecha gana en A Coruña, Lugo y Ourense, mientras Pontevedra es la única región en la que gana la suma de izquierdas.
La sobrerrepresentación en las provincias de Lugo y Ourense favoreció al PP y ha resultado en voto malgastado de izquierda debido a la fragmentación del electorado entre varios partidos en las provincias de Pontevedra y A Coruña. A pesar de una participación final del 67%, a expensas del voto CERA, la izquierda no terminó de movilizarse como ocurrió el 23J en la región, provocando un juego de suma cero.
Por otro lado, el PP gallego logró movilizar a sus seguidores ante la posibilidad de un cambio de gobierno liderado por los nacionalistas gallegos. Los populares obtuvieron más votos que el BNG y el PSdeG juntos. El éxito de las pasadas elecciones generales de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ocultó las debilidades territoriales del PSOE y de la coalición Sumar, las cuales sí se observaron en las autonómicas y municipales del 28M y en Galicia volvió a ocurrir lo mismo (voto dual). La pérdida de poder territorial del PSOE se acentúa en esta comunidad autónoma y se evidencia una vez más la falta de barones regionales fuertes en contraste con la figura personalista de Sánchez dentro del partido. Sumar, con su líder Yolanda Díaz implicada en la campaña, fracasó por la falta de arraigo e implantación orgánica de su partido en el territorio, al igual que sucedió con Vox y Podemos. Los resultados de las elecciones gallegas del 18F son similares a las del año 2009, intercambiando los resultados de PSdeG y BNG y con un menor porcentaje de participación.
Desarrollo general de la campaña
La campaña electoral del PP gallego fue de más a menos, con expectativas claras de revalidar su mayoría electoral. Iniciaron marcando el framing con el vídeo «Galicia Rueda», donde otros partidos imitaron el formato del candidato popular Alfonso Rueda y entrando en su relato. Sin embargo, una estrategia errónea fue hablar en clave nacional en lugar de en clave gallega, ya que los debates importados de Madrid o Barcelona no funcionan bien en Galicia. Los ciudadanos gallegos suelen decidir su voto al margen de las discusiones mainstream de las dos principales metrópolis españolas, como la amnistía o la pugna entre Feijóo y Ayuso. El debate en Televisión de Galicia (TVG) o la ausencia de Rueda en el de Radiotelevisión Española (RTVE), no les perjudicó en esta ocasión como si le ocurrió a Feijóo en las elecciones generales del 23J. En los mítines contaron con la participación de figuras relevantes para el PP gallego a fin de evitar la última semana negra de campaña como le ocurrió en el 23J, como el expresidente Mariano Rajoy, el propio Feijóo e incluso la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien realizó mítines como el de Vigo junto a Rueda donde fue aclamada, demostrando que su figura y discursos también pueden tener impacto fuera de la capital.
El Bloque Nacionalista Gallego (BNG) realizó una buena campaña en materia discursiva y de comunicación. Han realizado una campaña emotiva, en positivo (negativa en el caso del PP), de esperanza y de la existencia de un futuro mejor. Consiguieron visualizar a través de su candidata, Ana Pontón, la imagen de un partido con un proyecto real de comunidad autónoma frente a lo que ofrecía el Partido Popular gallego. Desde las pasadas elecciones, el Bloque ha logrado altas tasas de fidelidad de voto en la izquierda, especialmente después de absorber una gran parte del electorado de En Marea. De igual forma, pudieron captar votantes del PSdeG gracias en parte a la colocación de sus mensajes en el panorama político. Uno de los grandes aciertos del BNG es la segmentación de la población en diferentes targets de edad (similar al PSOE en el 23J), transmitiendo distintos mensajes a cada grupo de población y de esta forma llegaban de una manera más cercana a los intereses de los gallegos. Esto lo ejemplificaban en sus videos y spots de campaña, con mensajes hacia los jóvenes, hacia los mayores o emotivos con referencias de la historia gallega: Industria, Fútbol (Celta y Deportivo de la Coruña), Cultura (música, literatura y cine) y Prestige/pellets. Otra de las claves de su ascenso es hablar en clave gallega en vez de nacional, como sí hicieron tanto PSdeG como el PP gallego.
El PSdeG llevó a cabo una campaña negativa y de contraste con un giro positivo al final de ella, pero dentro de los marcos marcados tanto el PP como el BNG. Muestra de ello, es la realización de un spot electoral con la misma temática que el de «Galicia Rueda», pero sin conseguir ese giro para convertirlo en un meme, como sí lo hizo el BNG a través de la ironía y la creatividad. Uno de los errores fue trasladar el debate nacional en vez de hablar de la situación de los gallegos. Esta estrategia impulsada desde La Moncloa ha provocado la pérdida de poder territorial el 28M, viéndose aún más agravada tras las elecciones gallegas, en las cuales Pedro Sánchez se implicó durante la campaña. A pesar de la campaña realizada, José Ramón Gómez Besteiro ha sido un buen candidato debido a su estilo de comunicar, su naturalidad y su desempeño en los dos debates televisivos. También se ha de sumar como otro de los problemas del PSdeG la falta de continuidad en sus candidaturas en las diferentes elecciones gallegas (4 en diez años), en contraste con el continuismo que presenta el BNG con Ana Pontón.
Una de las sorpresas más destacadas del 18F fue la entrada en el Parlamento gallego del partido Democracia Ourensana (DO), que estará representado por Armando Ojea. La campaña de dicha formación se centró en denunciar el abandono institucional hacia la provincia de Ourense. Gonzalo Pérez Jácome, líder de DO y actual alcalde de Ourense, articuló su discurso en torno a una idea que ha ganado aceptación en la ciudad del Miño: una Galicia que se sustenta en la autopista AP-9 (que conecta Vigo, Santiago de Compostela y A Coruña) es una Galicia de “dos velocidades”. Este pintoresco líder es conocido por sus reconocibles performances, como cuando se vistió de astronauta, cuando dijo que pactaría hasta con el diablo, o su frase «Show me the money» en referencia hacia si el PP o el bloque progresista necesitaban el apoyo de su partido para gobernar Galicia.
Sumar como Podemos partían de una situación difícil de cara a tales comicios por la falta de implantación en el territorio y de tiempo. Una campaña de más a menos donde no consiguieron recuperar las fugas que se produjeron al BNG, ni movilizar al electorado que sí les fue a votar el pasado 23J. Una campaña donde partían con mayores expectativas en las encuestas, pero las discordias entre los partidos provocaron los resultados finales obtenidos. Vox hizo una campaña fuerte contra el PP y el PSOE en clave nacional y tuvieron una ventana de oportunidad con los problemas del campo y el posible indultó a Puigdemont, pero no supieron sacarle rédito electoral. Además, los candidatos, Marta Lois, Isabel Faraldo y Álvaro Díaz-Mella, no eran conocidos por los gallegos.
El caso excepcional del PP de Galicia
Galicia es para el PP lo que Andalucía fue en su día para el PSOE, su bastión electoral (con permiso de la Comunidad de Madrid y Ayuso). El PP gallego es percibido como el partido nacionalista en la región, lo que le otorga una posición sólida en la política local. Los gallegos aprueban la gestión de los gobiernos anteriores del Partido Popular y muestran una alta fidelidad de voto hacia este partido. Además, Alfonso Rueda, líder del PP en Galicia, cuenta con una aprobación significativa por parte de sus propios votantes y de su gestión en el gobierno los dos últimos años. Estos factores han dificultado la posibilidad de un cambio de gobierno, pese a la buena campaña y oposición del BNG en la última legislatura.
A lo largo de su historia, los populares han demostrado una fortaleza significativa en Galicia, incluso en momentos difíciles como durante el escándalo del caso Gürtel. Esta elección no fue una excepción, con una participación cercana al 70%, el PP gallego logró movilizar a su electorado y obtener la mayoría absoluta, desmintiendo la idea de que sólo podría lograrlo con una alta abstención. En esta ocasión, el aumento de participación no se ha traducido en un aumento del tradicional voto al PP rural, sino que su gran victoria electoral ha sido el voto en las ciudades y sobre todo en la Galicia Atlántica, feudos de la izquierda. Estas elecciones han servido para que la figura de Alfonso Rueda dentro del PP adquiera fuerza y relevancia como barón autonómico.
El efecto Ana Pontón
En el BNG ha emergido una figura con gran fuerza como es Ana Pontón, quien ha sabido construir un discurso transversal y ha puesto énfasis en las cuestiones sociales, sin dejar de lado la identidad nacional de manera similar al partido Sinn Féin en Irlanda. Desde que fuera nombrada líder en Galicia hasta 2024, Pontón logró reconstruir una organización debilitada por las divisiones internas ocurridas en 2012. Además, superó un período difícil en 2016, cuando En Marea capitalizó el voto de izquierdas, y fue capaz de mantener el grupo parlamentario con seis diputados y a partir de ahí han ido construyendo un crecimiento hasta el 18F.
Pontón ha conseguido establecer un liderazgo indiscutible y un discurso con capacidad de apelación a las distintas personas que habitan dicha comunidad. La experiencia y el continuismo durante estos años han jugado a su favor, siendo una imagen conciliadora y movilizadora para sus votantes. Ha sabido construir un proyecto de cambio, de la posibilidad de una Galicia diferente a la del PP. La fidelidad de votos del BNG es la segunda más alta (sólo por detrás del PP), la candidata mejor valorada en Galicia, incluso genera simpatía entre los propios votantes populares gallegos. En estas elecciones, ha conseguido capitalizar el voto de Sumar el 23J, grandes fugas del PSdeG e incluso del PP hacia su partido. Estamos ante un perfil político en auge, logrando los mejores resultados en la historia del BNG y que seguirá construyendo desde la oposición con miras a las próximas elecciones gallegas.