Los peinados también cuentan en política
Desde 2015 el mundo ha visto el ascenso de varios líderes muy peculiares. Más allá de su extremismo, algunos de ellos han generado debate por sus particulares cortes de pelo. En política todo cuenta.
Durante las campañas políticas, todo suma, desde la vestimenta, la postura o el cabello. Son aspectos que han ido cobrando relevancia para varios líderes. Estilos hay muchos, pero más allá de los peinados tan peculiares que hemos visto en todo el mundo, la realidad es que buscan conectar con sus electores y generar una identidad.
Por otro lado, los peinados, bigotes e incluso la ropa pueden convertirse en un símbolo propagandístico, por ejemplo, todo mundo reconoce el estilo del bigote de cepillo de dientes que Hitler popularizó en los años 30 del siglo XX. También los elementos ajenos al cuerpo pueden convertirse en símbolos como el sombrero, la corbata de moño y el puro están relacionados a Winston Churchill. En el caso de las mujeres, principalmente en los años sesenta, el peinado bouffant de Jacqueline Kennedy generó sensación e impuso un estilo, pero también el peinado abultado de la ex premier británica Margaret Thatcher se convirtió en un icono del libre mercado.
Como se puede constatar a lo largo de la historia, los peinados, la alopecia y el bigote han sido capitalizados por quienes los usan, por eso los políticos tienen equipos de asesores y diseñadores de imagen que les indican qué estilo deben utilizar. Sin embargo, en los recientes años pareciera que para algunos líderes populistas y autoritarios, el peinado es una cosa seria al punto de volverse parte de la campaña.
Este texto surgió de un reportaje publicado en The Guardian por Andrew Anthony, quien a través de varias entrevistas le pregunta a especialistas: ¿por qué los líderes de derecha se han caracterizado por sus polémicos peinados?. El objetivo de este escrito es que desde la Ciencia Política se puede cruzar las variables poder y cabello para explicar dicho fenómeno.
Más trabajo, menos tiempo de arreglo
Durante muchos años e incluso siglos, el estar bien peinado y con el cabello bien ordenado era símbolo de elegancia, profesionalismo e inteligencia. Desde los tiempos de la monarquía absoluta, los reyes utilizaban pelucas adornadas y grandes que representaban la magnificencia del monarca. Para muchos el símbolo del poder no solo era la guerra, el dinero o los palacios, sino que una peluca atractiva también era símbolo de ello.
Conforme los tiempos fueron cambiando también lo hicieron los estilos, al punto que hasta el siglo XX y la primera década del siglo XXI la mayoría de los políticos y jefes de estado seguían un mismo estilo de peinado. Por otro lado, la sociedad cada vez más se desencantaba con la democracia y el statu quo, lo cual generó que se optara por otros líderes más estridentes que al parecer ponían poco interés a su imagen.
El Reino Unido en 2008 presenció la llegada de Boris Johnson como alcalde de Londres, algo que causó revuelo en el electorado era que no se peinaba. Esto tiene una explicación electoral, lo cual le generó una marca muy personal: 1) la mayoría de la clase baja y media-baja del Reino Unido fenotípicamente es de tez blanca y con cabello güero; 2) el andar despeinado brinda una imagen de que trabaja mucho y que no toma en cuenta “banalidades” como tener un cabello arreglado; y 3) se ha convertido en un símbolo del populismo inglés.
El caso de Johnson no puede explicarse por sí solo, sino que su formación como historiador es lo que le ha permitido construir esta imagen. En su libro el Factor Churchill describe la importancia de este personaje durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, dedica ciertas líneas a su calvicie, la cual está ligada a la fortaleza, la decisión y la inteligencia. Este es un indicio de que Johnson sabía de lo útil que es crear una imagen y así lo hizo él, cuando se convirtió en Primer Ministro (2019-2022) su alocada cabellera se convirtió en un icono del Brexit y de gobierno.
Otro peinado que ha generado polémica es el nuevo presidente argentino Javier Milei que asumió el 10 de diciembre de 2023. Más allá de su retórica agresiva para liberalizar la economía y su imagen con una sierra, lo cierto es que Milei atrajo al electorado con su cabello y las largas patillas. Sin embargo, si hablamos de las segundas, es importante mencionar que estas fueron utilizadas por Carlos Menem, cuando llegó a la presidencia del país. Posteriormente, en el momento que comenzó el proceso de desregulación de la economía argentina, ya no solo había cambiado su retórica política, sino también su imagen personal, dejando atrás las características patillas.
Volviendo al actual presidente de la Argentina, lo que ha generado más debate ha sido la larga cabellera la que, que cuenta con un significado muy profundo. Antes de incursionar en la política, Milei contaba que un programa de televisión una vez le regalaron un león de peluche y fue a partir de ese momento que surgió el sobrenombre. Durante la campaña en uno de sus discursos utilizó parte de la canción Panic Show, “La Renga” la cual dice “Hola a todos, yo soy el león / Rugió la bestia en medio de la avenida / Todos corrieron, sin entender”. Esto le ganó dicho apodo, aunado a su larga cabellera.
También puede representar un símbolo de fuerza, me recuerda a la leyenda de Sansón y su cabello, que era esencia de su fortaleza. No obstante, también ha creado un símbolo y una comunidad que se identifica con el propio líder libertario. Durante su toma de posesión, la gente portaba máscaras de león, animales de peluche o plástico para hacer referencia a él. Su peinado también genera una imagen en el inconsciente de la gente, ya que si se ve un dibujo de este automáticamente se sabe que se habla de Milei.
Por último, dentro de ésta categoría también se encuentra el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien se ha vuelto célebre porque ocasionalmente aparece despeinado. Al igual que los casos anteriores, busca dar la imagen de que trabaja mucho y no tiene tiempo para atender a su persona, sin embargo, esto ha ido al extremo y se acompaña de utilizar trajes o guayaberas (camisas) de mayor tamaño, o no portar los zapatos limpios.
El presidente ha generado una conexión entre su público y él, ya que se promueve como parte del pueblo, de los pobres, de los que no tienen nada o padecen. De aquí, surge también su peinado, que muchas veces se ve desarreglado y que siempre va acompañado de la frase "en México no hay reelección, por eso tengo que hacer en seis años lo que dos sexenios", lo cual pretender dar la imagen de que trabaja mucho y su aspecto personal poco le interesa. No obstante, es necesario mencionar que cuando llega a reunirse con otros mandatarios, empresarios o visitas extranjeras, tiende a arreglar su imagen un poco más.
Como podemos ver, en estos tres casos el objetivo de los peinados tiene que ver con atraer electores y generar una identidad con los sectores mayoritarios de la población ya sean clases medias o clases bajas. Asimismo, se pretende mostrar que poco atienden su aspecto personal, ya que en aras de un bien mayor, el país, trabajan mucho y en eso se mantienen ocupados.
Agresivos, antinmigrantes y peinados
La retórica antimigratoria ha seducido a muchos a lo largo del globo. Entre las figuras políticas que han capitalizado este tipo de discruso y se han vuelto tendencia en sus países, estarían Donald Trump y Geert Wilders. Más allá de sus retóricas xenófobas su cabello ha cautivado a los electorados, pero a diferencia de los primeros ambos muestran que el poder, la agresividad y los peinados no están peleados.
Donald Trump gobernó Estados Unidos entre 2016-2020. El magnate desde su aparición causó debate por su larga cabellera rubia, incluso en los programas de televisión los conductores preguntaban si éste era real.
Lo cierto es que Trump buscó atraer la simpatía de los sectores blancos de clase baja que en automático se identificaron con él, así como con su retórica criminalizadora de la migración y que por culpa de ellos Estados Unidos no era grande. Como podemos ver en campañas, no todo es un discurso, sino la imagen igualmente es crucial. A esto se le llama ‘Rational Choice’ o elección racional, la cual analiza las variables que la gente utiliza para votar por ciertos candidatos, por ejemplo, la tradición, las simpatías, la identidad, el voto de castigo etc.
Al analizar al votante de Trump, encontraremos que un sector fue un voto de castigo contra el establishment de los demócratas y republicanos. Su estilo políticamente incorrecto para ofender o mentir, de igual forma, generaron simpatía en la gente, aunado a la identidad que generaron algunos votantes. Por otra parte, su cabellera se tradujo en un símbolo, puesto que la gente compraba pelucas de su estilo e incluso los carteles de apoyo eran acompañados de una cabellera rubia.
Su peinado voluminoso y grande es un símbolo de masculinidad y fuerza, el republicano se vendió como el hombre fuerte que necesitaba Estados Unidos para salir de sus problemas. A diferencia de los líderes como Johnson o Milei, él demostró que al ser un magnate debía estar presentable.
El segundo caso es el de Geert Wilders, que arrasó en las elecciones generales en los Países Bajos. Lidera el Partido de la Libertad, un partido antiislamista y euroescéptico, sin embargo, el éxito político se debe al propio Wilders, quien es el principal rostro ante la opinión pública. Los medios neerlandeses lo han apodado “el Trump neerlandés”, pero él rechaza ese sobrenombre y reivindica su personalidad.
Wilders es muestra de que su cabello al igual que el de Trump es sinónimo de fuerza y agresividad. El peinado es curioso ya que tiene un estilo almidonado, especialistas como Antonio Gutiérrez-Rubí comentan que el objetivo de estos peinados es incidir en las redes sociales y convertirse en un gadget que transmite la imagen de fuerza.
Por otro lado, politólogos como Sergei Guriev y Daniel Treisman en el libro Spin Dictators: the changing face of tyranny in the 21st century destacan cómo los nuevos autoritarismos ya no solo se sostienen en discursos, sino a través de la imagen. En la era de las nuevas tecnologías, los peinados trascienden, ya sean para adular o hacer burlas, aunque el objetivo principal es estar dentro de la opinión pública. Otra teoría que se ha generado al respecto y que no tiene ninguna comprobación es la de algunos periódicos que asocian el nivel de su peinado con el "grado de rabia".
Sinónimo de una nueva era
En el caso de Marine Le Pen, el rostro más visible de la ultraderecha en Francia, sin embargo, ha sufrido una transformación de su imagen al igual que la de su partido, Agrupación Nacional, muestra de que busca alejarse de su padre, Jean-Marie le Pen. Marine buscó romper con el extremismo y la retórica fascista del FN, la cual se caracterizaba por decir que el holocausto no existió o los campos de concentración solo eran de trabajo.
Empero, sabía que no bastaba con renovar el partido, sino también su imagen personal. Marine Le Pen ha optado por utilizar fleco y en otros casos un peinado más abultado, que de acuerdo a profesionales en diseño de imagen y comunicación política, este estilo busca reducir la percepción de agresividad que la gente tiene sobre ella y su partido. Además de marcar distancia con su antecesor, quien fue catalogado como un supremacista blanco, Marine busca consolidar una imagen de una derecha nacionalista y un poco más "moderadas".
Conservadurismo e inflexibilidad
Por último hay otros líderes que no tienen peinados extravagantes o llamativos como el expresidente filipino Rodrigo Duterte y el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. Ambos utilizaban casquete corto y esto es muestra de un estilo muy conservador, pero deja ver que para ellos la disciplina es lo primero. Bolsonaro al ser un exmilitar y admirador de la dictadura de 1964 llevó su disciplina al punto de querer gobernar a través de la mano dura contra la violencia y la violación a los derechos humanos.
Por otro lado, Duterte también se caracterizó por el combate formal contra la delincuencia y los consumidores de estupefacientes. Impuso la mano dura y se volvió muy popular por este modelo. Su peinado de casquete corto incluso le daba una estirpe más autoritaria y agresiva. El objetivo que subyace es cumplir con una de las leyes redactadas por Nicolás Maquiavelo, “es preferible ser temido que amado” y sin duda lo logró.
Como podemos ver en estos casos, el peinado puede servir para dar un aura más autoritaria y de inflexibilidad. Si bien los discursos y las acciones son necesarias, la imagen es fundamental para sustentar una retórica y un gobierno.
Finalmente, los nuevos perfiles que han surgido buscan crear un símbolo personal a través de sus peinados, pero no son los únicos. La mayoría de los casos analizados se relacionan con la ultraderecha, eso no significa que también existan otras figuras políticas ajenas a esta corriente que dan un protagonismo relevante al corte de pelo a la hora de construir su imagen.
Firma invitada - Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21.
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