Pedro Sánchez: comunicación para marcar el ritmo de la política
Pedro Sánchez, esa figura que pasó del ostracismo en el PSOE a convertirse diez años más tarde en un estratega político y un referente de la izquierda en España y Europa.
El panorama político español desde la histórica moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 ha sido, sin lugar a dudas, vertiginoso y lleno de acontecimientos significativos. Desde entonces, hemos sido testigos de una serie de eventos que han sacudido la escena política, desde la moción de censura en Murcia hasta la sucesión de elecciones en diferentes comunidades autónomas como Madrid o Castilla y León con el fin de buscar la desaparición de Ciudadanos en las regiones.
Sin embargo, este ritmo frenético no se detuvo allí, ya que en un giro inesperado se convocaron elecciones anticipadas el 23 de junio. Pero a pesar de estos eventos políticos de gran envergadura, la atención pública también se ha visto eclipsada por otros temas de importancia nacional, como la pandemia del Covid-19, la crisis económica resultante, los indultos a los líderes independentistas catalanes, la ley sobre la amnistía y casos judiciales como el de Koldo o el de Alberto González.
En medio de dichos sucesos, hemos sido testigos de cómo las preferencias de los ciudadanos han ido cambiando, mientras los partidos políticos y sus líderes luchaban por ganar terreno en el campo de la opinión pública. Un aspecto crucial en este escenario ha sido el estado de ánimo de los electores y las expectativas generadas tanto por la población en general como por los sondeos demoscópicos.
El carácter distintivo de Pedro Sánchez como líder político atípico se evidencia en su enfoque estratégico, que contrasta con el estilo más predecible de figuras políticas anteriores como José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy. Su hiperliderazgo atípico está lejos de los políticos tradicionales, donde estos operan dentro de un marco de pensamiento a largo plazo y cálculo meticuloso. Sánchez se asemeja más a un jugador de baloncesto, adaptándose ágilmente a un entorno político cambiante y dinámico.
Continuando con la metáfora del baloncesto planteada por María Álvarez, Sánchez está más cómodo en un escenario donde múltiples actores políticos son impredecibles y las circunstancias pueden cambiar rápidamente. A diferencia del ajedrez, donde cada movimiento está sujeto a una regla estricta, el baloncesto ofrece un terreno de juego más fluido y flexible, donde la velocidad y la capacidad de reacción son fundamentales, pero donde hay más tensión, nervios e incertidumbre. En este sentido, la comunicación política de Sánchez se caracteriza por su capacidad para leer rápidamente el contexto político y responder de manera ágil a los desafíos y oportunidades que surgen. En lugar de adherirse a un plan predefinido, Sánchez prioriza el control del balón, es decir, mantener el control sobre ciertos aspectos clave del juego político y estar listo para adaptarse a los cambios repentinos.
Su estilo de liderazgo se centra en la velocidad y la agilidad, características que son especialmente relevantes en un entorno político caracterizado por la incertidumbre y la volatilidad. En lugar de planificar cada movimiento con anticipación, Sánchez se destaca por su capacidad para improvisar y tomar decisiones rápidas en respuesta a los eventos políticos en curso.
El ascenso de Pedro Sánchez como líder político guarda más similitudes con la trayectoria de un político de ficción que con la de un dirigente convencional. Pasó de ser un diputado poco destacado por Madrid a perder las primarias del PSOE y ser excluido del partido por la dirección, para luego resurgir como líder tanto de su partido como del bloque progresista en España y Europa. A su vez existe un caso de liderazgo similar en la política española como el de Isabel Díaz Ayuso en la derecha, tanto Pedro Sánchez como Ayuso son vistos por su electorado como estrellas del pop a las que seguir incondicionalmente.
Tres momentos, dos etapas y una estrategia
La figura de Pedro Sánchez ya lleva más de diez años en el mapa político sufriendo un desgaste propio de la política. Sí, es verdad, él ha tenido que enfrentar situaciones complicadas como gestionar por primera vez en la historia un gobierno de coalición, intentar solucionar el problema catalán, la crisis y pandemia del Covid-19 o el volcán de La Palma, entre otras situaciones complicadas. Sin embargo, por todos los hechos acontecidos durante todo este tiempo pasará a la historia como uno de los mejores estrategas políticos.
La habilidad de Pedro Sánchez para adaptarse a las circunstancias cambiantes y mantenerse en control del relato político es sin duda uno de sus rasgos más destacados. Su capacidad camaleónica para leer la realidad y ajustar su estrategia en consecuencia le ha permitido sortear obstáculos y mantener una posición de liderazgo a lo largo de su carrera política.
La noción de que «Sánchez siempre gana» refleja esta habilidad para salir adelante incluso en situaciones difíciles. Aunque ha enfrentado desafíos y críticas a lo largo de su carrera, ha sabido mantener el rumbo y el control del relato político.
Un ejemplo de esta capacidad camaleónica es la decisión de conceder indultos a los líderes independentistas catalanes condenados por su papel en el referéndum de independencia de Cataluña en 2017. Esta medida fue vista como arriesgada por algunos sectores políticos y generó controversia, pero Sánchez la justificó como un paso hacia la reconciliación y la distensión en el conflicto catalán. A pesar de que la medida fuese objeto de críticas, Sánchez ha sabido mantener el control del relato y defender su decisión como un acto de liderazgo político y sin contar con una pérdida de apoyos. Esto se debe en parte a que a la hora de votar algunos ciudadanos votan a través del «memory based» o por simple tradición familiar partidista, debido a que se realizó esta medida a mitad de la legislatura pasada.
Podemos dividir el periodo de construcción de la figura política de Pedro Sánchez en dos etapas.
1. Etapa Iván Redondo
La influencia de Iván Redondo en la construcción del perfil político de Pedro Sánchez ha sido innegable, especialmente durante el período que abarca desde su salida por la puerta de atrás del PSOE hasta los indultos. Durante este tiempo, hemos sido testigos de la transformación de Sánchez en un líder presidencial, con un enfoque meticuloso y cuidadoso en cuanto a su comunicación pública.
La colaboración entre Sánchez y Redondo se destacó por su atención al detalle en todos los aspectos de la comunicación, desde las ruedas de prensa hasta la gestión de la imagen en redes sociales y entrevistas. Redondo, conocido por su enfoque cinematográfico y perfeccionista, elevó el estándar de la comunicación presidencial, llevándola a niveles comparables a los de la Casa Blanca.
Bajo la dirección de Redondo, Sánchez adquirió una sofisticación discursiva y comunicativa que contribuyó significativamente a fortalecer su imagen pública. Sin embargo, también se observó una cierta reticencia por parte de Redondo hacia una exposición pública y mediática excesiva de Sánchez, creyendo que podría jugar en su contra.
A pesar de ello, las decisiones tomadas durante este período tuvieron un impacto positivo en la construcción de la imagen de Sánchez como un líder político que no se amedrentaba ante las adversidades. Su capacidad para movilizar al electorado del PSOE y generar confianza entre la ciudadanía se vio reforzada por una posición más centrada y una comunicación más efectiva. Iván Redondo fue fundamental en la construcción de la imagen presidencialista de Sánchez. Su enfoque meticuloso y perfeccionista en la comunicación contribuyó significativamente a fortalecer la posición política y la imagen pública de Sánchez durante este período crucial de su carrera política.
2. Etapa Óscar López
Óscar López, recuperado para la causa tras unos años fuera de la órbita sanchista, marcó un cambio significativo en la estrategia de comunicación de Pedro Sánchez, tanto en redes sociales como en los medios de comunicación. Este cambio fue especialmente notable en un momento político complicado, con las elecciones generales cercanas y tras el fracaso de la moción de censura, así como las derrotas electorales en Castilla y León y la Comunidad de Madrid.
La estrategia de imagen presidencialista comenzó a evolucionar hacia una imagen más cercana y humana. Sánchez adoptó un enfoque más agresivo al realizar múltiples entrevistas en medios de comunicación de diferentes orientaciones ideológicas. En lugar de centrarse únicamente en la puesta en escena, la estrategia se enfocó en el foco mediático y en «humanizar» la figura del presidente del gobierno.
Esto se evidenció en la respuesta de Sánchez ante críticas como «Que te vote Txapote» o «Perro Sanxe», transformando este último en un meme viral que fortaleció su imagen entre la izquierda durante la campaña del 23 de junio. La carta del pasado 24 de abril con un storytelling basado en los sentimientos de sufrimiento, dolor y amor, fue otro ejemplo de esta estrategia para humanizar a Sánchez.
A lo largo de estas etapas, tres momentos clave han marcado el perfil político de Sánchez: la moción de censura de 2018, el adelanto electoral de 2023 y la decisión del 29-A. En todos estos momentos, Sánchez ha empleado una estrategia común: confiar en sus posibilidades de vencer y apostar todo a una carta en situaciones difíciles.
Esta estrategia, que podríamos describir como un all-in político, ha demostrado ser efectiva en múltiples ocasiones, dejando en jaque a sus rivales políticos y ganando el control del marco político. A Sánchez le gusta estar en el centro del foco mediático y se desenvuelve mejor en situaciones de ataque. Esto plantea la pregunta: ¿por qué siempre gana?
La respuesta radica en su capacidad de ser camaleónico, por saber leer la realidad social y política, por tomar decisiones audaces y efectivas en momentos críticos, combinada con una estrategia de comunicación que humaniza su imagen y conecta emocionalmente con el electorado. El enfoque en el storytelling emocional ha fortalecido su posición política y lo ha convertido en un líder destacado en la escena política española.
El momento de la carta
En una era marcada por la rapidez y la brevedad en la información, donde figuras como tiktokers y tuiteros ofrecen información breve y constante a través de mensajes concisos, el presidente del Gobierno de España optó por un formato poco convencional a través de un medio digital para dirigirse a la ciudadanía: una carta de cuatro folios. Esta carta, que aborda una situación delicada y polémica relacionada con los ataques recibidos tanto por él como por su esposa, Begoña Gómez, captó la atención del público y generó un amplio debate en el ámbito político y mediático.
En esta carta, Sánchez abordó una situación delicada y controvertida: los ataques recibidos por él y su esposa por parte de diversos sectores y medios de comunicación. A través de un lenguaje emotivo y una narrativa personal, Sánchez buscó no solo informar a la ciudadanía sobre los eventos que están ocurriendo, sino también generar empatía y solidaridad hacia su situación. Esta carta no solo ofreció una visión profunda de los desafíos enfrentados por el presidente y su esposa, sino que también reveló estrategias de comunicación diseñadas para generar empatía, destacar su posición política y legitimar su gobierno ante la ciudadanía. Ante el storytelling presentado por Pedro Sanchez a través de una carta que narraba un relato personal emotivo basado en el amor, sufrimiento y dolor cargado de mensajes emotivos persuasivos, dejó a la oposición en una situación de fuera juego político en este relato. Desde el análisis de la comunicación política hay que destacar los cuatro elementos clave sobre los que gira esta carta:
Narrativa personal y empatía: Introdujo el tema central de la carta: los ataques recibidos por él y su esposa. Utilizó un tono personal al hablar de su esposa y su relación, buscando generar empatía y destacó el impacto personal de los ataques políticos. “Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política.” Además, expresó gratitud al destinatario por dedicar tiempo a leerla, lo que muestra consideración hacia la audiencia. “No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión.”
Construcción de enemigos: Identificó a los responsables de los ataques, destacando a la ultraderecha y a ciertos medios de comunicación conservadores como los culpables. Utilizó un lenguaje fuerte al describir sus acciones como un “acoso y derribo”. “En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista."
Posicionamiento político: Reforzó su identidad política progresista y su compromiso con los valores democráticos, presentándose como víctima de ataques motivados por su ideología y su posición en el gobierno. “Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que representó: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles...”
Apelación a la democracia y la legitimidad: Argumentó que los ataques son un intento de socavar la legitimidad de su gobierno, subrayó el respaldo popular obtenido en las elecciones y criticando la falta de aceptación democrática por parte de la derecha y la ultraderecha, reforzando la construcción del enemigo. “La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral.”
Tras este movimiento del presidente del Gobierno, las reacciones políticas a la carta de Pedro Sánchez fueron una manifestación clara de las tensiones y rivalidades que caracterizan el panorama político español. Desde el momento de su publicación, diversos actores políticos ofrecieron respuestas que reflejaban sus propias agendas y estrategias, contribuyendo así a un debate público enérgico y multifacético. La mayoría de las reacciones políticas, tanto de partidos rivales como de aliados, encontraron su plataforma principal en la plataforma X, donde líderes y representantes expresaron sus puntos de vista sobre la carta de Pedro Sánchez:
Desde la oposición, el Partido Popular reaccionó a esta carta a través de una declaración institucional pronunciada por su secretaria general Cuca Gamarra, una declaración que manifiesta la tensión existente en la política española en algunos mensajes como estos: “En lugar de desaparecer cinco días, el presidente debe aparecer de manera urgente para dar una explicación razonada de los escándalos que rodean a su partido, a su Gobierno y a su pareja”, “Sánchez ha dedicado cuatro folios a escribir catorce veces la palabra derecha y ultraderecha pero cero líneas a explicar las investigaciones sobre su mujer”. También en el seno del PP su líder Alberto Núñez Feijoo acusó en Onda Cero a Sánchez de intentar “victimizarse” y “polarizar” a la sociedad para “activar a su electorado” de cara a las elecciones catalanas y europeas.
Vox, representado por su líder Santiago Abascal, reaccionó a la carta de forma crítica y con un tono elevado, evitando victimizar a Sánchez y cuestionando sus intenciones. Por otro lado, los socios de gobierno como Sumar expresaron su respaldo al presidente, destacando la importancia de defender la democracia y la legitimidad del gobierno de coalición. Otros partidos aliados, como Podemos y ERC, también se manifestaron en apoyo a Sánchez, aunque con críticas previas hacia el PSOE por su supuesta pasividad ante ciertos conflictos políticos.
La carta de Pedro Sánchez generó un debate global, siendo analizada por medios como la BBC, el Financial Times y Le Monde. Desde la suspensión de funciones públicas hasta investigaciones sobre su esposa, la prensa internacional cubrió diversos aspectos. Incluso algún medio fuera de Europa como el New York Times ofreció perspectivas variadas. El New York Times lo calificaba como “el líder progresista más destacado de Europa”, The Guardian lo consideraba “un político audaz”, mientras que el Financial Times mencionaba la “corrupción”, tomando una posición diferenciada, y Le Monde criticaba la situación política española.
La respuesta a la carta de Pedro Sánchez reveló una división clara en la percepción política. Por un lado, hubo un fuerte respaldo unificado, especialmente desde la izquierda, evidenciado en eventos como la concentración masiva frente a la sede del PSOE en Ferraz. En este encuentro, militantes y simpatizantes expresaron su apoyo al presidente con consignas como «¡Pedro, quédate!», mientras barones del partido y ministros como María Jesús Montero, Oscar Puente o Felix Bolaños acudieron a la concentración, recordando esta, aunque salvando las distancias, a manifestaciones vividas en la época del primer peronismo en Argentina. Estos gestos buscaban no solo fortalecer la unidad interna del partido, sino también proyectar una imagen de solidaridad en un momento de crisis política. Además, se organizaron manifestaciones desde otros espacios políticos afines en apoyo al presidente.
Por otro lado, la reacción desde la derecha ha sido más crítica y escéptica. Muchos líderes y simpatizantes del espectro político conservador percibieron la carta como una estrategia oportunista y personalista por parte de Sánchez, enfocada en reforzar su imagen y desviar la atención de los escándalos que rodean a su esposa. Esta percepción se reflejó en una manifestación de menor envergadura, cuyo impacto fue casi anecdótico comparado con la demostración de apoyo desde la izquierda.
En definitiva, la semana pasada se observó una izquierda que cerraba filas en torno a su líder y una derecha que interpretaba la comunicación presidencial como un movimiento táctico más en el juego electoral.
La Decisión: «Se queda»
El ciclo de incertidumbre desencadenado por la carta del miércoles 24 de abril llegó a su fin el lunes 29 con la decisión de Pedro Sánchez de continuar al frente del gobierno. Siguiendo su estilo característico de generar atención mediática, Sánchez anunció su comparecencia para las 12 horas del mismo lunes, pero finalmente la declaración institucional fue a las 11 horas, tras comunicar previamente su decisión al rey Felipe VI.
La declaración siguió el formato habitual de las ruedas de prensa de Pedro Sánchez en momentos clave: por la mañana, en la puerta de Moncloa, y un formato de declaración cerrada sin preguntas. Desde el momento en que se presentó en el atril, se notaba un gesto serio y dolido en el presidente. Sin embargo, a medida que avanzaba la rueda de prensa, este gesto fue transformándose en una expresión de confianza acompañada de una comunicación no verbal que avala su discurso, mostrando firmeza, seguridad y contundencia. Igualmente, se observaba algún elemento característico de su comunicación no verbal como mostrar las palmas de las manos para transmitir transparencia y sinceridad, aunque este sobreexceso de confianza a veces le haya jugado alguna una mala pasada, esbozando involuntariamente breves sonrisas.
La estrategia iniciada en la pasada campaña electoral de humanizar la figura de Pedro Sánchez se ha visto reforzada con este relato de la carta y su posterior decisión de continuar como presidente del Gobierno, con el endurecimiento del tono y la puesta en cuestión de nuevo de su figura como un político narcisista y autoritario por parte de la derecha. Solo existe un cambio en la estrategia iniciada anteriormente que es el cambio de paradigma situado como candidato con responsabilidad democrática a ser ahora el «líder de la regeneración democrática». Esto es, se ha presentado como el símbolo de la convivencia después de plantarse ante las difamaciones y las fake news.
La estrategia de la carta ha tenido el impacto que pretendían al principio, hablar de la figura del presidente y dejar atrás el marco del caso Koldo y de la amnistía, un marco en el que el PSOE nadaba a contracorriente y no se sentía cómodo. Pedro Sánchez ha aprovechado este posible momento de crisis política posterior a la apertura de diligencias a su mujer para movilizar a su electorado interno y al conjunto del electorado de izquierdas a su favor pidiendo su continuidad en el Gobierno de España. La estrategia de Pedro Sánchez es ampliar su base electoral absorbiendo al votante de Sumar, aglutinando de nuevo en torno al PSOE casi todo el electorado de izquierdas en España, como ocurría antes de la irrupción de los nuevos partidos en el tablero político español
Sin embargo, un presidente del Gobierno no puede tener al país en una situación de incertidumbre durante cinco días para simplemente reflexionar, generando un contexto de impasse político para finalizar diciendo que todo está bien y que sigue igual. Por responsabilidad política debería haber acompañado la estrategia de un paquete de medidas como la reforma del Consejo del Poder Judicial o plantear una cuestión de confianza, que les hubiera beneficiado al contar con el voto positivo de Esquerra Republicana y Junts en plena campaña catalana y con la tramitación de la ley de amnistía en juego.
Al igual que en la cancha de baloncesto, la estrategia política de Sánchez muestra destreza y agilidad, adaptándose a un entorno político en constante cambio. Sin embargo, su enfoque a corto plazo plantea interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo. El futuro dirá si esta táctica efímera es suficiente para garantizar el éxito continuo en el complejo juego de la política española.