Sahra Wagenknecht y la crisis de Die Linke
Sahra Wagenknecht, una de las figuras más prominentes de la izquierda alemana, va acercando posiciones con la ultraderecha. En tanto, su partido, Die Linke, se encuentra sumido en una crisis.
Sahra Wagenknecht se distancia cada vez más de la dirección de Die Linke y estaría pensando en un fundar un nuevo partido. Para dirección de la formación izquierdista esta es vista como una figura polémica y polarizadora, aunque son conscientes que entre las bases goza de una importante popularidad. Además, Wagenknecht también es vista con buenos ojos por un parte de la derecha, sobre todo en los círculos de ultraderecha. En consecuencia, Die Linke intenta sobrevivir en un contexto marcado por las disputas internas y los malos resultados electorales.
Sobre Sahra Wagenknecht
Sahra Wagenknecht nació en Alemania Oriental en 1969 de padre iraní y madre alemana. Antes de la caída del Muro de Berlín se afilió al Partido Socialista Unificado de Alemania (SED). Con la transformación del SED después de la caída, primero pasó a formar parte del Partido del Socialismo Democrático (PDS) y en 2007 de Die Linke (La Izquierda).
Desde 2009, es miembro del Bundestag por Renania del Norte-Westfalia. Así, en 2015 esta y Dietmar Bartsch en un doble liderazgo sucedieron a Gregor Gysi en la presidencia del grupo parlamentario de Die Linke, desempeñándose ambos como líderes de la oposición hasta 2017. Se mantendría al frente de la formación izquierdista en el Bundestag hasta 2019, cuando anunció su renuncia de los puestos de liderazgo. En las últimas elecciones federales, las de septiembre de 2021, se presentó por el distrito plurinominal de Renania del Norte-Westfalia y logró ser electa.
A medida de que su popularidad entre los círculos de izquierda ha ido en aumento, Wagenknecht se ha distanciado de la línea política de su partido para contar con un perfil propio. Esto ha provocado que se haya vuelto una figura polarizadora en Alemania y en la izquierda igualmente.
En 2018 lanzó el movimiento político de izquierdas Aufstehen (“Levántate”), inspirado en el movimiento francés de los chalecos amarillos y también en La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon como en la campaña Momentum del exlíder laborista británico Jeremy Corbyn. No obstante, con el paso de los años no ha sido muy destacado y ya en 2021 el diario Der Spiegel lo consideraba un fracaso. Esta organización fue creada junto con su marido, Oskar Lafontaine, exministro de Finanzas bajo Gerhard Schröder y uno de los políticos socialdemócratas que ayudó a fundar Die Linke, partido que dejó en marzo de 2022.
En líneas generales, su ideario se acerca a esa izquierda más conservadora, lanzado duras críticas a la izquierda de carácter urbana defensora de las cuestiones de carácter postmaterial. Estas posiciones tradicionalistas han provocado que su discurso cuente con un importante poso reaccionario. Por ello, ha mantenido posiciones críticas contra la política de refugiados, se ha opuesto a la demanda de fronteras abiertas defendida por su propio partido, ha criticado las políticas de identidad de las formaciones de izquierdas, se ha ido progresivamente alineando con los negadores del coronavirus o ha rechazado algunas políticas en favor del medio ambiente.
Las últimas declaraciones que han alejado aún más a Wagenknecht de Die Linke tienen que ver con su polémica posición en relación con la guerra de Ucrania. La impulsora de Aufstehen considera que la postura de Alemania al respecto significa lanzar “una guerra económica sin precedentes contra nuestro proveedor de energía más importante”. Asimismo, rechaza las sanciones contra Rusia y culpa a la OTAN por la guerra. Más que buscar una política de paz, sus palabras se enfocan más bien en intereses nacionalistas. De esta manera, tales declaraciones, que son defendidas también por el mencionado Oskar Lafontaine, están encontrando sobre todo un eco entre los simpatizantes de la ultraderecha alemana.
En la edición de diciembre del pasado año la política de Die Linke aparecía en la portada de Compact, una revista alemana ultraderechista y portavoz del partido Alternativa por Alemania (AfD). El titular era el siguiente: “La mejor canciller - una candidata para la izquierda y la derecha”. El editor de la revista, Jürgen Elsässer, antiguo simpatizante de izquierdas, la describía como “la tentación nacional más atractiva desde la fundación del socialismo”.
Die Linke
Mientras Wagenknecht continúa presente en el escenario político alemán y aún se mantiene fuerte, Die Linke se va sumiendo en una crisis por las tensiones internas y los últimos resultados electorales.
La guerra ruso-ucraniana está intensificando las divisiones en el seno de Die Linke. La corriente de tendencia rusófila liderada por Wagenknecht contradice las resoluciones adoptadas por el grupo parlamentario y el partido. Unas declaraciones de la exlíder parlamentaria que realizó el pasado septiembre generaron una gran indignación en la formación izquierdista. Así pues, han surgido planes de una posible ruptura, lo cual agudizaría los problemas de Die Linke, que también está sufriendo una disminución relevante de miembros.
Die Linke es a día de hoy el grupo parlamentario con menor número de diputados en el Bundestag, 39 de 736. En las elecciones federales de 2021 sólo el 4,9% de los votos, lo que significa no deberían haber entrado en el Bundestag al no alcanzar el umbral del 5%. Sin embargo, como consiguieron tres mandatos directos (dos en Berlín y uno en Leipzig), ese umbral se pudo pasar por alto gracias al sistema electoral alemán y al final se hicieron con 39 parlamentarios. Obviamente, con estos números no podían pactar una coalición gubernamental a nivel nacional con socialdemócratas y ecologistas.
Después de las federales, se han celebrado hasta el momento elecciones estatales en Sarre, Schleswig-Holstein, Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia y los resultados obtenidos por la formación socialista han sido muy discretos al no lograr representación parlamentaria. Este 2023 se enfrenta a nuevos comicios estatales que marcarán su futuro político. Aparte de las elecciones en Berlín, que ahora analizaremos, son cruciales también las que tendrán lugar en Bremen, donde cogobierna, o en Hesse, el último estado de Alemania Occidental donde cuenta con representación parlamentaria.
Entonces las elecciones estatales en Berlín se llevarán a cabo el 12 de febrero. Las anteriores fueron en septiembre de 2021, el mismo día que las federales, pero el Tribunal Constitucional del Estado determinó que se debían repetir por los numerosos contratiempos que existieron. Con la repetición en su totalidad de las elecciones a la Cámara de Representantes de Berlín, la composición del actual Gobierno estatal (SPD, Los Verdes y Die Linke) podría cambiar. Unos malos resultados dejarían en estado crítico a Die Linke.
La encuesta más reciente de Civey para Der Spiegel sitúa al Partido de Izquierda en el 12%. El duelo entre SPD y Los Verdes por liderar el campo rojo-rojo-verde no les beneficia porque al final quedan relegados a un plano secundario. Asimismo, una baja participación podría ser una cuestión perjudicial. Un resultado por tanto por debajo del 10% sería una señal demoledora.
Ante este contexto, la campaña electoral de la organización estatal berlinesa se está basando en centrarse en las problemáticas de carácter local (el mercado de la vivienda, la integración de los refugiados o el aumento de los precios de la energía) y alejarse de las disputas y controversias presentes a nivel nacional. Para realzar su marca, además, en los carteles electorales se anuncian como “Berliner Linke”, antes sólo aparecía “Linke”. Por otra parte, su candidato principal, Klaus Lederer, ha insistido en repetidas ocasiones en distanciarse de las declaraciones controvertidas lanzadas por figuras como Sahra Wagenknecht. Lederer se mostró a favor de tener a Wagenknecht fuera del partido y es que hay que entender que Die Linke Berlín es una de las organizaciones estatales más progresistas, existiendo pocos fanáticos de la impulsora de Aufstehen.
Un nueva formación política
Si bien Sahra Wagenknecht sigue formando parte de Die Linke, no ha descartado la opción de crear un nueva formación política en un futuro cercano. Según información de Der Spiegel, los políticos de Die Linke cercanos a Wagenknecht están discutiendo un calendario para lanzar un nuevo partido y planean celebrar una conferencia sobre dicho tema a finales de mayo o principios de junio. Aun así, esta todavía no ha decidido acerca de si quiere fundar uno nuevo, como desean algunos de sus partidarios.
La idea que sobrevuela entonces es que en el sistema de partidos alemán hay un hueco que la izquierda no está llenando. El periódico izquierdista Taz apunta que esta corriente no tiene intención de apresurarse. Un posible escenario sería desgastar a Die Linke desde dentro y esperar a su desempeño en las elecciones estatales en Hesse que se celebrarán en otoño de 2023. En caso de que perdiesen los últimos diputados que cuentan en el Parlamento de un estado de Alemania Occidental, esto se podría ver como una señal para lanzar una alianza electoral alternativa que compitiese con el Partido de Izquierda en las elecciones europeas de 2024. De este modo, Wagenknecht podría lanzar un plataforma euroescéptica que aunase a la izquierda y a la derecha, lo que en Alemania se suele conocer como ‘Querfront’ (“frente transversal”), muy en la línea de lo defendido por Jürgen Elsässer, editor de la revista Compact.
En una encuesta de Civey del pasado noviembre se preguntó acerca de la idea de un partido encabezado por Wagenknecht. Entre los alemanes orientales, el 49% estaría abierto a votar a dicho partido en las urnas, frente al 24% del Oeste. A nivel nacional, el 20% de los encuestados dijo que “definitivamente” consideraría votar una formación así. Igualmente, aquellos que mostraron un mayor interés fueron los votantes de AfD (68%) y Die Linke (67%). Ahora bien, es pertinente retrotraerse al pasado y recordar que el movimiento Aufstehen que lanzó en 2018 iba en la dirección de convertirse en una plataforma electoral, pero al final fue un rotundo fracaso.
Mientras tanto, Gregor Gysi, antiguo líder de Die Linke, pretende evitar una división en su partido, por lo que negocia un documento de reconciliación entre la dirección y la facción de Wagenknecht. Gysi es consciente de que si esta y sus cinco a ocho diputados simpatizantes abandonasen el grupo parlamentario del Bundestag, Die Linke perdería su condición de grupo y por ende considerables fondos.
En una reunión de crisis en Berlín un miembro del partido se refirió a Sahra Wagenknecht como “Lady Voldemort”, ya que, al igual que el principal enemigo de Harry Potter, para una parte de Die Linke su nombre se ha vuelto inelegible, se ha convertido en el “elefante en la habitación”.