¿Transformando la sociedad, transformando la ciudad?
En el paisaje urbano barcelonés, las «Superilles» han destacado por la redefinición del espacio público. ¿Qué traducción política ha tenido para la candidatura electoral de Barcelona en Comú?
El espacio público se encuentra dominado por los valores neoliberales, pero ¿cómo cambiaría la dinámica social y electoral al adoptar una perspectiva colectiva en la redefinición del espacio público, en contraste con la orientación neoliberal centrada en la individualidad?
En el tejido urbano, más allá de la amalgama de estructuras físicas, edificaciones, calles y plazas, emerge un reflejo auténtico de la sociedad. Este paisaje no solo muestra su arquitectura, sino que actúa como testigo visual de los valores e ideologías arraigados en los residentes. La configuración del entorno se construye alrededor del contexto y valores sociales predominantes de la sociedad, pero va más allá de esto, siendo moldeada sustancialmente por las políticas y decisiones de los líderes y partidos políticos que ostentan el poder. Cada calle y edificio se convierte en un capítulo que relata las decisiones e influencias que han definido la identidad de la sociedad.
En los últimos años, la ciudad de Barcelona ha destacado como un referente en la redefinición del espacio público, liderada por el Ayuntamiento bajo la dirección de la alcaldesa Ada Colau, quien encabezó la candidatura electoral Barcelona en Comú (BeC), a lo largo de dos legislaturas (2015-2019 y 2019-2023). El consistorio ha implementado diversas acciones y políticas públicas orientadas hacia un enfoque más colectivo del espacio público, marcando un cambio significativo en el paradigma neoliberal que caracterizaba el urbanismo de la ciudad.
Entre las acciones más destacadas realizadas por Ada Colau, se encuentran las «Superilles». Estas intervenciones urbanísticas se distinguen por la peatonalización de las calles interiores de una manzana de viviendas, generando plazas en los cruces internos que incluyen áreas verdes, bancos, espacios de juego y otros elementos destinados a mejorar la calidad de vida de los residentes.
Dicho enfoque del espacio público busca transformar el entorno urbano, priorizando zonas verdes y áreas peatonales con el objetivo principal de fomentar la interacción social y comunitaria, reducir la contaminación y elevar la calidad de vida en la ciudad.
Aun así, el ejemplo de Barcelona es algo anecdótico en la tónica general del urbanismo. En la actualidad, la dinámica urbana está fuertemente marcada por la influencia del neoliberalismo, una ideología que ha dejado su impronta en la estructura y percepción de los núcleos urbanos y la sociedad.
El enfoque neoliberal en las ciudades ha llevado a una simplificación de la complejidad urbana, donde el individuo toma protagonismo, eclipsando las estructuras y narrativas colectivas, hasta ahora compartidas en los barrios. No solo altera la apariencia física de las ciudades, sino que también incide en el comportamiento social y en las decisiones electorales de los ciudadanos. Igualmente, modifica la manera en que percibimos y entendemos la interacción social entre individuos, y la conexión de estos con la comunidad en el entramado urbano.
Esta perspectiva de sociedad y del entorno urbano, entendida como un mercado de decisiones individuales, promovida por el neoliberalismo, se refleja claramente en el análisis de Jorge Dioni López en La España de las piscinas (2021). El autor destaca cómo esta perspectiva ha dejado su huella no solo en la percepción de barrios y espacios públicos, sino también en la reconfiguración del panorama político español, todo ello bajo las directrices del urbanismo neoliberal.
Dioni, asimismo, expone cómo la estructura actual de los barrios promueve un comportamiento individualista y consumista, focalizando las zonas urbanas en el uso del automóvil y generando espacios públicos vacíos alrededor de carreteras y centros comerciales, con la ausencia de servicios públicos. Este contexto, ha allanado el terreno para el auge de formaciones políticas que abrazan estos valores.
En el caso español, estas urbanizaciones han sido testigos de diferentes victorias electorales, desde las de Ciudadanos, el ganador indiscutible hasta hace poco, hasta el predominio actual de partidos como el Partido Popular y Vox. Es un fenómeno político que refleja no solo un cambio en la configuración física de los barrios, sino también en las preferencias políticas y sociales arraigadas en comunidades que han adoptado la visión neoliberal del espacio urbano.
Ante este contexto generalizado en la mayoría de los núcleos urbanos, Barcelona destaca en la senda de redefinir el espacio público, las «Superilles» han dejado una marca visible en el paisaje urbano.
¿Cómo ha influido esta transformación en el comportamiento social y electoral de los barceloneses?
La candidatura electoral de Barcelona en Comú surge en 2014 como respuesta a la crisis económica y social, y recoge la insatisfacción ciudadana en Barcelona. Inspirada en el espíritu del movimiento 15M.
En 2015 irrumpen por primera vez en las elecciones municipales, alcanzando la posición de primera fuerza y asegurando hasta el 50% de los votos en algunas secciones censales de la ciudad condal, lo que culmina con la elección de Ada Colau como alcaldesa.
Sin embargo, a pesar de este gran resultado, la formación ha experimentado un desgaste electoral a lo largo de los años. En la última convocatoria, registraron un descenso de hasta 5,44 puntos en el porcentaje de voto en comparación con sus primeros resultados. Aunque la tendencia de BeC apunta a la baja, han logrado estabilizar su base electoral alrededor del 20% en las dos últimas convocatorias, indicando una capacidad de mantener un respaldo significativo a pesar de los retos electorales.
¿La pérdida de apoyo de la candidatura se ha producido por igual en el conjunto de la ciudad condal?
En primer lugar, si analizamos el total de porcentaje de voto que consiguió Barcelona en Comú y Ada Colau en el conjunto de la ciudad en contraposición del porcentaje de voto conseguido por la candidatura en las zonas de las «Superilles», encontramos una tendencia.
En 2015, Barcelona en Comú logró un 25,21% de los votos en la ciudad en general, mientras que en las «Superilles» este porcentaje alcanzó el 27,07%, apenas un incremento del 1.86% en comparación con el total de la ciudad. Sin embargo, en 2019, esta diferencia se amplió, ya que la formación obtuvo un 3,97% más de votos en las «Superilles», con un 24.68%, en comparación con el 20,71% obtenido en toda la ciudad. En las últimas elecciones de 2023, la brecha aumentó a un 7,69% más de votos en las zonas cercanas a las «Superilles», con un promedio del 27.46% de votos, mientras que en toda la ciudad, la candidatura de Colau se conformó con el 19,77% de los votos.
En el análisis global de los resultados electorales, a pesar de la tendencia decreciente de la candidatura, las zonas más cercanas a las «Superilles» logran resistir el paso del tiempo e incluso ampliar su brecha con respecto a los resultados globales de Ada Colau.
Pero, ¿qué sucede con la evolución específica de cada sección censal? Aunque las secciones censales más próximas aumenten su disparidad con el resto de la ciudad de manera general, esta observación no proporciona suficiente información para entender completamente su evolución. Por lo tanto, al comparar el porcentaje de voto de cada sección con su propio resultado anterior, podemos obtener una visión más completa de los patrones de votación.
Durante la primera legislatura de Colau (2015-2019), se llevaron a cabo cinco intervenciones en toda la ciudad, concentradas principalmente en Poble Nou y Sant Antoni.
Si observamos la diferencia de porcentaje de voto por sección censal entre las elecciones de 2015 y 2019, podemos observar como emergen patrones diferenciados. Barcelona en Comú registra la mayor pérdida de apoyo en la zona del Besós, abarcando los distritos de Horta-Guinardó, Nou Barris y Sant Andreu. En contraste, se evidencian mejoras en sus resultados en los distritos de Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia y l’Eixample.
Sin embargo, al examinar las secciones más cercanas a las «Superilles», se observa que, aunque el respaldo a Ada Colau no experimenta un crecimiento, no sigue la tendencia a la baja tan acentuada como en el resto de la ciudad, donde hay secciones que pierden hasta el 21,8%. En promedio, estas secciones perdieron un -2% de votos entre elecciones.
Es en la segunda legislatura (2019-2023) de Ada Colau, donde acababa de implementar el programa de «Superilles», se le suman las actuaciones en l’Eixample a las anteriores intervenciones.
En este periodo, se destacan varios patrones, siendo notable la persistente disminución de apoyo en la zona del Besòs. Sin embargo, se observa un significativo aumento en el respaldo electoral a Colau en la «Superilla» de Sant Antoni, con un incremento promedio del 3,81%. Asimismo, se experimenta la misma tendencia en la zona de l'Eixample, donde, en comparación con las elecciones anteriores, se registra un aumento medio del 3,77%. No obstante, en la «Superilla» del Poble Nou, aunque se mantiene de manera estable el respaldo a la candidatura en esta comparación, se observa un ligero descenso, con un -0,06% del apoyo a los comunes.
Examinando la evolución electoral a lo largo de todas las legislaturas, a pesar de que las elecciones municipales de 2015 se llevaron a cabo en un contexto político y social específico, nos brindan una perspectiva más completa, de como ha evolucionado los resultados electorales de Barcelona en Comú, que abarca desde el momento en que las «Superilles» aún no estaban planteadas hasta su plena implementación y funcionamiento.
Aunque el patrón electoral es similar, encontramos algunas diferencias. Las áreas cercanas a las intervenciones urbanísticas destacan por un aumento generalizado, especialmente en las «Superilla» de Sant Antoni, con un incremento medio del 1,4%, y l’Eixample, con un aumento medio del 2,3%. No obstante, la «Superilla» de Poble Nou aunque permanece prácticamente estable a lo largo de las legislaturas, algunas secciones censales experimentan un retroceso de hasta un -4%.
¿Cuál ha sido la influencia de las «Superilles» sobre los vecinos de Barcelona?
Aunque descifrar la motivación detrás del voto de los electores es complicado, los resultados obtenidos por la Universidad Autónoma de Barcelona, como parte de la primera fase de la encuesta dentro del proyecto de investigación TRANSEQUI, ofrecen una perspectiva valiosa para evaluar la percepción de las «Superilles». Dichos resultados no solo ayudan a comprender de manera más efectiva la opinión de los vecinos sobre las intervenciones urbanísticas, sino que también revelan patrones compartidos con los resultados electorales.
En primer lugar, los datos muestran que los vecinos y votantes que residen cerca de las calles pacificadas expresan una valoración más positiva, alcanzando hasta un 72% de apoyo a estas medidas. En comparación, aquellos que viven en barrios más distantes muestran un 61% de residentes de calles no pacificadas que creen que la futura pacificación de su calle afectaría positivamente. En consonancia con los resultados electorales, se observa que a mayor proximidad, hay un incremento correspondiente en el apoyo electoral a la candidatura.
Asimismo, aunque el respaldo entre los residentes de las pacificaciones consolidadas disminuye ligeramente con el tiempo hasta llegar al 67%, siguen contando con el respaldo mayoritario de los residentes. Por otro lado, los vecinos de pacificaciones más recientes expresan su apoyo en un 77%.
En términos generales, según la encuesta, el 66% de los encuestados considera que la pacificación de varias calles en l'Eixample ha tenido un impacto positivo, mientras que el 20% percibe un impacto negativo. Asimismo, el apoyo es idéntico entre hombre y mujeres. En cambio, por edades podemos ver una notable diferencia, las personas de entre 18-29 y 30-44 proporcionan un apoyo de casi el 80%, pero las personas de 75 años o más, únicamente el 44% muestra su apoyo a las medidas.
Por otro lado, en el estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, también puede darnos pistas sobre la transformación social derivada de las actuaciones urbanísticas. Encontramos que, entre los principales impactos positivos identificados por la mayoría de los encuestados, se destaca la mayor disponibilidad de espacio público para estar y pasear, así como una mayor interacción con los vecinos. Ahora bien, al profundizar en las respuestas, se señala que los residentes de las calles pacificadas identifican el exceso de ruido como el principal impacto negativo experimentado.
Un dato que resulta curioso, y que gira en torno a esta idea, de la interacción en términos colectivos, es que durante el año 2015, la asistencia media a actividades organizadas por los centros cívicos, en los barrios con «Superilla» era un 6,4% superior respecto al resto de barrios de la ciudad. Este dato ha experimentado un sorprendente incremento, en 2023 la diferencia es del 31,5%. La traducción es un aumento del 25,1% en la participación de los ciudadanos en las actividades organizadas por los centros cívicos entre 2015 y 2023 en los barrios donde se han producido las actuaciones urbanísticas.
Este fenómeno evidencia un cambio sustancial en la dinámica social, destacando la creciente propensión de los residentes a involucrarse en eventos comunitarios. La participación en actividades desarrolladas en centros cívicos se erige como un indicador crucial de la vitalidad social de una comunidad. Dicha tendencia refleja no solo la voluntad de interactuar, sino también la disposición a colaborar y contribuir desde una perspectiva colectiva y comunitaria.
De la misma forma, la participación electoral no solo constituye un acto individual, sino que también refleja importantes dinámicas sociales. Un elevado nivel de participación puede indicar una sociedad cohesionada, con ciudadanos comprometidos y conectados con su entorno, dispuestos a contribuir al bienestar colectivo. Aun así, al analizar la participación electoral de las últimas elecciones, no se observa un patrón diferenciado en la tendencia general de participación entre la ciudad de Barcelona en su conjunto y las áreas cercanas a las «Superilles». Durante el periodo de 2019 y 2023, se registró una disminución en la participación electoral a nivel general en toda la ciudad condal.
Llegados a este punto del análisis, podríamos pensar que otros factores están interviniendo ante este contexto electoral, y con razón. Los fenómenos sociales están atravesados por cientos de factores que intervienen e influyen en estos procesos. Por eso, en cierto sentido, podría sugerirse que la ubicación de las «Superilles» no es casual. Estas se podrían encontrar ubicadas en en áreas más afines a ciertos valores y partidos políticos, lo que podría explicar el respaldo a las acciones emprendidas por el Ayuntamiento de Barcelona bajo el mandato de Ada Colau.
Por lo tanto, este apoyo a las actuaciones urbanísticas no sería tanto resultado de una transformación social, sino más bien una reafirmación de los valores entre los votantes ya mencionados. Pese a que Barcelona en Comú es una formación relativamente joven, y en consecuencia carece de pasado histórico, mantiene fuertes vínculos con la que se considera su antecesora, Iniciativa per Catalunya (ICV). En su creación, BeC se benefició en gran medida de las estructuras organizativas y la militancia de ICV, así como de su base electoral.
Si tomamos como referencia las tres ultimas convocatorias a las que Iniciativa per Catalunya se presentó, podemos observar diferentes datos. El patrón electoral geográfico de Iniciativa guarda similitudes con el actual mapa de votos de los Comunes, donde los bastiones electorales se asemejan a los actuales, como los distritos de Ciutat Vella, Nou Barris o Horta-Guinardó. Mientras, el distrito de Sarrià-Sant Gervasi muestra una menor presencia en términos electorales.
Sin embargo, la formación actual ha logrado mejoras sustanciales, incluso duplicando los resultados electorales de los verdes, atrayendo a nuevos votantes a este espacio político. En la última convocatoria en la que participaron en las elecciones, ICV obtuvo el 10.39% de los votos, mientras que los comunes liderados por Colau alcanzaron casi un 10% más, con un 19.77%. Además, Barcelona en Comú logró hasta un 14.36% más de votos que los obtenidos por Iniciativa per Catalunya en las secciones censales cercanas a las «Superilles».
Pero, ¿si no son los mismos votantes, son completamente distintos?
Se podría argumentar que la modificación en el comportamiento electoral no se debe directamente a las «Superilles», sino más bien a un cambio demográfico ocasionado por la transformación del espacio urbano. Por ende, la composición sociodemográfica de las áreas cercanas a las «Superilles» podría haber experimentado una alteración sustancial en su estructura.
Al examinar la tasa de movilidad interna por cada mil habitantes en la ciudad de Barcelona según los barrios, se observa que aquellos con «Superilles» mantienen una tendencia similar a la media de los demás barrios de la ciudad.
En el período de 2015 a 2018, en promedio, los barrios de Barcelona perdieron el 3% de sus habitantes, mientras que los barrios afectados por las intervenciones urbanísticas experimentaron una disminución del 2%. En el período de 2019 hasta el 2021, el último año con datos disponibles, las cifras se invirtieron: en promedio, los barrios de Barcelona aumentaron en un 2,8% en número de habitantes, mientras que los barrios de las «Superilles» vieron disminuir sus residentes en un -1,6% en términos de movilidad interna. Por lo tanto, no se observa un patrón de reemplazo demográfico a gran escala desde el inicio de las intervenciones urbanísticas.
En resumen, aunque he tratado de analizar diversos factores, el comportamiento electoral está influenciado por una compleja red de factores que abarcan diversos espectros. El voto que ejercen los ciudadanos no son eventos aislados, sino eslabones interconectados en una cadena que da forma a la voluntad de los votantes.
Aun así, en el intento de trazar una relación entre las «Superilles» de Barcelona y la dinámica electoral y social de la ciudad, se puede observar un patrón diferenciado en el comportamiento de los votantes en las áreas próximas a estas intervenciones urbanísticas, en comparación al resto de la ciudad.
Observamos cómo la proximidad a las «Superilles» ejerce una influencia en el comportamiento de los votantes, fortaleciendo la candidatura de Barcelona en Comú liderada por Ada Colau a medida que la distancia a las intervenciones urbanísticas disminuye. Los votantes muestran una estabilización e incluso un aumento en el respaldo electoral, así como un mayor apoyo a estas medidas urbanísticas, evidenciando también un mayor grado de interacción social.
De esta manera, se vislumbra la posibilidad de que la reconfiguración del entorno urbano realizada por el Ayuntamiento de Barcelona impacte en la actitud, valores y preferencias políticas de los residentes. Sin embargo, esta relación se ve difuminada por la complejidad del análisis y de las variables implicadas. Únicamente con el transcurso del tiempo permitirá observar si estas tendencias se consolidan, se refuerzan o simplemente son un espejismo en el paisaje electoral barcelonés.
Este entramado de factores destaca la necesidad de continuar analizando de manera detallada cómo la configuración del espacio público y urbano influye en los ciudadanos y en su comportamiento electoral.
Firma invitada - David Matilla Martín es politólogo por la Universidad Pompeu Fabra y Analista Político y Electoral por la Universidad Carlos III de Madrid. Con intereses en el comportamiento electoral y la participación política.
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