Radiografía de la Suprema Corte de México
La Suprema Corte es árbitro entre poderes, garante de derechos humanos y guardiana la Constitución. Sin embargo, son las y los ministros quienes pueden fortalecer o debilitar su independencia.
La Suprema Corte en 2024 cumplirá treinta años de ser un pilar de la democracia mexicana y árbitro entre poderes. Sin embargo, el máximo tribunal ha dado mucho de que hablar en estos últimos días por la renuncia del ministro Arturo Zaldívar para sumarse al proyecto de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum.
El objetivo de este texto es analizar los tipos de ministros que actualmente integran la Suprema Corte mexicana al converger varios perfiles que se analizarán a partir de su carrera, la academia y su papel en el Tribunal Constitucional.
La Corte en el sistema político mexicano
Con la reforma de 1994 impulsada por Ernesto Zedillo no sólo se redujo el número de ministros en el tribunal, sino que se buscó la renovación escalonada para evitar que salieran al mismo tiempo que el presidente de la república, como sucedía antes. También comenzaron a cobrar relevancia como un equilibrio al poder, a pesar de que su independencia está amenazada por Andrés Manuel López Obrador, esta se ha mantenido.
Con la llegada de Morena al poder, la Corte siempre fue un objetivo del hoy presidente, quien los señaló de ser parte de un pacto de corrupción y no garantizar la justicia. Sin embargo, estos ataques cesaron cuando Arturo Zaldívar, entonces presidente de la Corte, se mimetizó con el discurso presidencial e impulsó una retórica muy similar a la del primer mandatario en la cual hablaba de la justicia para los pobres, descalificaba periodistas o criticaba las rigidez de las normas jurídicas.
En mi tesis de licenciatura titulada Cuarta transformación: ¿cambio de régimen o regreso del hiperpresidencialismo? analicé las relaciones entre Palacio Nacional y el Poder Judicial, en ella encontré que Zaldívar complació al presidente con temas como:
Modificar la pregunta para la consulta y juzgar a los expresidentes de la república (la cual quedó irreconocible), pero garantizó que esta pudiera llevarse a cabo.
Se reunió con él tres veces a escondidas en Palacio Nacional y cuando se le cuestionó este respondió “que es la colaboración entre poderes para tratar temas relevantes”.
En la reforma judicial, en el artículo transitorio 13 que proponía la extensión de dos años de la presidencia de Zaldívar, el ministro guardó silencio hasta que la Corte declaró inconstitucional este transitorio y con ello terminaron los sueños para mantenerse más tiempo en la presidencia del Poder Judicial.
Durante 2019 cuando el Tribunal Electoral, entonces presidido por Janine Otálora Malassis no estaba de acuerdo en anular la elección a la gubernatura de Puebla entre Martha Erika Alonso (PAN) y Miguel Barbosa (Morena). En el libro Traición en Palacio Hernán Gómez rescata cómo a través de Julio Scherer y con el aval de Zaldívar se abrió la puerta para la crisis del Tribunal y con ello destituir a la magistrada presidenta.
Dentro de los teóricos judiciales clásicos como Montesquieu, Benjamin Constant o Alexander Hamilton proponían la independencia del tribunal constitucional para garantizar el resguardo de la ley. Sin embargo, en la práctica los jueces estadounidenses no responden necesariamente a la independencia, sino a una ideología liberal o conservadora asociada a los principales partidos políticos.
Las y los ministros en México
En México es distinto, puesto que se busca mantener esta aura de independencia e imparcialidad de los jueces constitucionales. Empero, politólogos como Josafat Cortez o Julio-Ríos Figueroa han mencionado que “los jueces son actores políticos con intereses, ambiciones y motivaciones como otros actores políticos”. Esto es cierto porque son humanos y como seres racionales tienen metas u objetivos que se pueden ver reflejados en sus sentencias o al momento de votar.
No obstante, en México se mantiene dicha visión de que las y los jueces no tienen simpatías partidistas. En el sistema mexicano los jueces constitucionales responden a una lógica de guardianes de la Constitución y por eso se busca que sean lo menos parciales posibles.
Una forma de rastrear la tipología de jueces que mencionaré a continuación puede realizarse a través de sus estudios, en el sexenio que fueron designados y la forma en la que votan. Para ello utilizaré tres conceptualizaciones:
Legalistas: son las y los jueces que resuelven conforme a lo que dice la ley, no hay una interpretación o un análisis de acuerdo con otras tesis o decisiones tomadas. Incluso a esta tipología se le llama también como “nacionalista” al responder únicamente a precedentes del país, sin mirar al exterior.
Garantistas del derecho: los cuales se caracterizan por comparar las leyes nacionales con otras decisiones a nivel mundial. Por ejemplo, el Tribunal Europeo o la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta corriente logró mayor notoriedad luego de la reforma constitucional de 2011 en materia de Derechos Humanos.
Estos jueces impulsan el principio pro-persona, el cual implica que si los tratados internacionales garantizan una mejor protección de los Derechos Humanos que las leyes mexicanas, entonces se aplican las primeras o viceversa.
Militantes: si bien esta no es una categoría como tal, para efectos analíticos la he conceptualizado, como los jueces que pueden pertenecer a una categoría de las anteriores, pero estos se distinguen porque votan en el sentido que el gobierno o el presidente quiere.
Estos casos han cobrado notoriedad a partir de este sexenio con la llegada de Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortíz Alhf al máximo tribunal. Si bien sus formaciones se encuentran dentro de una de las categorías anteriores, sus votos y proyectos responden a la agenda presidencial, lo cual les ha generado críticas por parte de la academia y la sociedad.
Tras comprobar los datos de las y los ministros, de los once ministros que integran actualmente el pleno de la Corte, siete jueces han cursado estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mientras que cinco de ellos han realizado estudios en universidades en el extranjero y dos de ellos hicieron estudios en universidades de provincia.
Además, se encontró que hay cinco perfiles que pueden ser identificados con la intersección de las variables legalismo-garantistas, según sea el caso que estén votando o presentando. Mientras que a tres jueces se les puede identificar cómo garantistas-militantes debido a que los proyectos que presentan hablan sobre sentencias de la Corte Interamericana, tratados internacionales u otras sentencias que sirven para explicar su voto o decisión, pero sus votos o proyectos están marcados por la visión del ejecutivo.
Por último, al analizar los presidentes que designaron ministros, Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) propuso cinco jueces durante su mandato, Enrique Peña Nieto (2012-2018) nombró a dos, entre ellos a la actual ministra presidenta de la Corte, y Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) nombró a cuatro, de los cuales dos son abiertamente militantes o simpatizantes de su administración. Las otras dos designaciones, Juan Luis González Alcántara y Margarita Ríos Farjat, han mostrado mayor independencia en sus decisiones, lo cual ha generado molestia en el ejecutivo.
El presidente ha criticado que dos nombramientos no responden a sus intereses y que no sirven a la transformación, sino que velan por sus intereses y golpean a su gobierno. Estas palabras denotan el autoritarismo, pero sobre todo cómo el ejecutivo concibe la lealtad, ya que al proponerlos estos deben responder a sus intereses, lo cual es una grave violación a la independencia judicial.
Dentro de los jueces militantes también se encuentra Arturo Zaldívar, pero este fue nombrado durante el sexenio de Calderón. Aquí surge un fenómeno interesante, ya que éste denunció las presiones por parte del entonces presidente Calderón Hinojosa, pero cuando presidió la Suprema Corte este se mimetizó con López Obrador al punto de renunciar a su asiento y sumarse a la candidatura oficialista.
En relación a la trayectoria profesional de los ministros, antes de llegar al máximo tribunal, hay siete jueces constitucionales que cuentan con carreras judiciales y de estos, solo cuatro se intersectan con la academia. Por otro lado, los ministros Arturo Zaldívar, Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena y la ministra Loretta Ortíz no cuentan con carreras judiciales.
Asimismo, son cuatro las y los ministros que han ocupado cargos en la Administración Pública Federal. Son los ministros Javier Laynez, Alfredo Gutiérrez y las ministras Margarita Ríos y Loretta Ortíz, quienes han trabajado en el gobierno, cargos técnicos no políticos. De este grupo de jueces, solo la ministra Ortiz Alhf ha ocupado un cargo de representación popular, fue diputada federal.
Cabe destacar que Arturo Zaldívar también está señalado dentro de la trayectoria partidista, debido a que al presentar su renuncia el mismo día apareció con la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum. Incluso el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, declaró que el ministro podría ayudar a conceptualizar la reforma judicial que Morena busca realizar en caso de que gane la mayoría en el Congreso, la cual busca que ministros, jueces y magistrados sean electos mediante voto popular.
¿A dónde va la Suprema Corte?
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador inició una afrenta contra el Poder Judicial desde que Norma Lucía Piña asumió la presidencia de la Corte, sobre todo por mostrar independencia del tribunal con relación a la presidencia. Además, la ministra presidenta ha abordado los temas que interesan al gobierno como el Plan B electoral, la militarización del país o la reactivación del INAI por la omisión del Senado.
Sin embargo, el máximo tribunal del país se ha convertido en una suerte de sparring electoral rumbo a 2024, con lo cual el oficialismo pretende ganar la mayoría en el Congreso. Recién se aprobó el presupuesto para 2024 en el que se avalaron recortes al Poder Judicial, aunado a la iniciativa que extingue trece fideicomisos de este poder y que ha confrontado a los trabajadores con la presidencia.
De acuerdo con el análisis realizado de los perfiles de cada ministro, es que la Corte cuenta con perfiles multidisciplinarios y esto nutre la visión y el debate jurídico. Como se puede observar en las tablas hay muchos jueces garantistas que se han formado en la academia y la carrera judicial. Además, la experiencia en cargos públicos brinda una perspectiva panorámica de los problemas que atañen a la justicia.
Por otro lado, el actuar de las ministras que podemos identificar como militantes representan un cambio en el paradigma de los jueces constitucionales. México está acostumbrado a los perfiles cautos y que a simple vista son imparciales. La llegada de Yasmín Esquivel y Loretta Ortíz muestran un cambio, puesto que a ellas no les importa ser señaladas de pertenecer al proyecto morenista.
Las dos ministras han roto con esta visión de imparcialidad al atender a estímulos provenientes del ejecutivo. Las juezas parecen tener más similitudes con el modelo norteamericano, donde los jueces constitucionales se identifican con una ideología o con un partido político.
Por último, en el caso específico de Arturo Zaldívar pasó de ser un ministro reconocido con el progresismo y la defensa de los Derechos Humanos, sin embargo, cuando López Obrador arribó a la presidencia se mimetizó con su discurso, con su estilo personal de gobernar y que se materializó su parcialidad con la renuncia a su cargo a un año de terminar su encargo. Así, se deja un asiento para que el mandatario nombre a un perfil similar.
El Ejecutivo ha dicho en su conferencia mañanera que enviará una terna de tres mujeres para la Corte y aunque no ha dado nombres, el presidente declaró que “las mujeres son muy trabajadoras y me ayudan mucho”. Si analizamos las tablas y la actuación, son dos ministras las que más sirven al proyecto político de lopezobradorismo. El 15 de noviembre el presidente dará a conocer la propuesta de terna para que el Senado nombre a una ministra.
Firma invitada - Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21.
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