¿Tiene futuro el uso del metaverso en política?
Pese a contadas iniciativas, el metaverso no ha sido una herramienta utilizada frecuentemente en la política. ¿Tendrá cabida en el futuro? ¿Qué desafíos plantea?
La llegada de Internet trajo consigo un cambio radical en nuestro día a día. Desde entonces, la constante evolución de la tecnología, los coches eléctricos (que no voladores, de momento), las nuevas corrientes de comunicación y las redes sociales, entre otras, han revolucionado el panorama actual. Las Inteligencias Artificiales (IAs) acaparan ahora todas las conversaciones.
Algunos aún ponen en duda la legitimidad de las IAs; el (mal) uso de estas en muchos ámbitos ha sido criticado, y, en consecuencia, reglado. Manuales de buenas prácticas, guías para el uso responsable, e incluso, la Ley aprobada en Parlamento Europeo para regular la inteligencia artificial han supuesto límites legales y prácticos.
La sociedad cambia a un ritmo de vertiginoso, nada ni nadie se mantiene en el tiempo. Los nuevos estímulos nos atrapan y nos olvidamos del ayer más rápido que nunca. La política no es ajena a estos cambios constantes.
En este contexto de cambio, el metaverso será la siguiente parada, por corta que sea, en este acelerado viaje; vivimos como escuchamos los audios de WhatsApp, es decir, a «x2». El metaverso merece hacer un alto en el camino. ¿Qué es? Pero, sobre todo, ¿cómo se aplicará a la política y cuáles serán las ventajas de su uso? Cabe aclarar que este texto no es más que un ensayo provisorio de cómo podrá utilizarse el metaverso en la política.
Breve introducción al metaverso
Quizás no hayas escuchado aún el término, quizás sí. Con una rápida búsqueda en Internet darás con muchas definiciones, algunas más concretas que otras. Así define ChatGPT el metaverso: “Es un concepto que se refiere a un espacio virtual tridimensional persistente, generado por computadora y habitado por usuarios a través de avatares digitales. […] En su esencia, el metaverso es una red de mundos virtuales interconectados donde las personas pueden interactuar entre sí y con objetos digitales en tiempo real, de manera similar a como lo hacemos en el mundo físico”. Copilot, la IA creada por Microsoft propone esta definición: “El metaverso es un término que se utiliza para describir un espacio virtual compartido y persistente donde las personas pueden interactuar, socializar, trabajar y jugar. Es un mundo digital que existe paralelamente al mundo físico”.
Más allá de definiciones generadas por IA, el profesor José Cepeda define de la siguiente manera el termino en cuestión: “Un mundo virtual altamente inmersivo en el que las personas dotadas de determinados recursos digitales pueden no solo conectarse, sino vivir y sentir Internet”. Es cierto, en cambio, que Cepeda tiene una visión demasiado optimista, quizás, alejada de la realidad.
Evgeny Morozov es uno de los autores que más ha criticado la evolución y el uso de las IAs. Según Morozov, lo que hoy llamamos Inteligencia Artificial, no es ni «artificial» ni «inteligente», ya que estas obtienen su «inteligencia» del trabajo de humanos. Pero Morozov va más allá en su crítica y nos invita a poner el foco en el origen de las IAs: Silicon Valley y el neoliberalismo. Critica severamente el encaprichamiento de la sociedad, y sobre todo de sus mandatarios, con el mercado y el neoliberalismo, que tendrá como consecuencia la privatización de soluciones. A este respecto debemos mencionar la carta firmada en mayo de 2023 por más de 350 investigadores y académicos expertos en tecnología en la cual alertaban de los peligros de la inteligencia artificial. En dicha carta los firmantes fueron muy claros, y según quien la lea, incluso catastróficos: “Mitigar el riesgo de extinción debido a la IA debería ser una prioridad mundial junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear”. El escritor Ekaitz Cancela se alinea junto a Mozorov y critica que Europa, a pesar de tener capacidad para «desconectarse» de Silicon Valley, ha elegido someterse a las políticas tecnologías dictadas en Washington.
Tras definir el concepto y comentado diferentes puntos de vista sobre él, ahondemos un poco más en él. Como cuenta Antoni Gutiérrez-Rubí, el metaverso no es un concepto nuevo. En la novela de ciencia ficción Snow Crash de Neal Stephenson ya aparece la palabra metaverso. Second Life fue uno de los primeros metaversos en alcanzar la popularidad; Decentraland es un metaverso basado en la tecnología blockchain; VRChat, Fortnite, The Sandbox o Sansar son otros ejemplos populares.
Estos ejemplos que muestran la diversidad que existe en torno al metaverso. En cambio, ¿qué relación ha tenido hasta ahora con la política? Y, ¿cómo se aplicará esta técnica en las futuras campañas electorales?
Experiencias y experimentos
No son muchos los experimentos políticos realizados con el metaverso hasta ahora. Uno de los motivos es el desconocimiento en torno al tema de análisis. Otro el escepticismo, el miedo a la novedad. En cambio, algunos políticos han apostado por el metaverso como herramienta política, con, cabe reconocer, un éxito limitado.
A finales de 2021, Barbados, la ya excolonia británica, se convirtió en república eligiendo a Sandra Mason como nueva jefa de Estado. Pero este no iba a ser el único hito del país caribeño a finales de ese mismo año. El Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Exterior anunció la creación de la primera embajada virtual. El objetivo de esta era impulsar la diplomacia digital, entendiendo la iniciativa como una oportunidad de impulsar las relaciones diplomáticas y comerciales del país a bajo coste, según cuenta ReasonWhy.
En enero de 2022, el entonces vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Puigneró, anunciaba la creación de CatVers, un metaverso para «impulsar la lengua y la cultura» y donde los usuarios podían trabajar e interactuar socialmente. Puigneró justificó la creación del metaverso y la importancia del catalán: “La defensa del catalán en todos los entornos de nuestra sociedad es prioridad del Gobierno y, por lo tanto, también en la sociedad digital. La supervivencia de nuestra lengua pasa por su uso en el nuevo mundo virtual".
El político estadunidense Andrew Yang también probó suerte en el metaverso. Fue en 2022 cuando dio una rueda de prensa con su avatar en Zepeto. Igualmente, el congresista demócrata George Miller presentó su plan para promover nuevas leyes en el metaverso Second Life. Joe Biden y Kamala Harris, en Fornite, o Alexandria Ocasio-Cortez, en Animal Crossing, son otros políticos que se han valido de esta herramienta en la política.
Sin duda, uno de los experimentos que más ha llamado la atención fue el mitin simultáneo en once ciudades de Jean-Luc Mélenchon. Gracias a un holograma, el candidato de La Izquierda Insumisa fue capaz de trasmitir un mensaje al mismo tiempo ante diferentes públicos.
Pero no fue el único candidato que utilizó los avances tecnológicos para persuadir y atraer el voto. Emmanuel Macron, en 2021 candidato a la reelección, construyó su propio mundo virtual en Minecraft para interactuar con sus votantes. En dicha realidad virtual, existía una oficina de correos, una comisaría e incluso un kebab donde cenar además de carteles electorales pidiendo el voto a Macron.
Sin embargo, estas experiencias no han tenido apenas continuidad, por lo que el uso del metaverso en la política está en entredicho. En cambio, el metaverso puede ser un instrumento del que valerse políticamente. Algunos son escépticos al uso del metaverso, otros, en cambio, favorables a él; es el caso de Ramón Ramón, quien no tiene dudas en torno a esta tecnología incluso llegando a afirmar que el metaverso va a trasformar la forma de hacer política. Según Ramón, el uso del metaverso tendrá una gran importancia, siendo decisivo a la hora de ganar unas elecciones. Recogiendo el testigo del publicista, a continuación, se ofrecen tres hipotéticos casos ficticios del uso del metaverso en la política.
Aspectos problemáticos
Como hemos podido observar hasta ahora, los experimentos con el metaverso en la política son más bien pocos. Asimismo, las opiniones en torno a su uso son diversas; algunos analistas son críticos por la procedencia de estas IAs y el fin que tienen. Por el contrario, otros especialistas ven potencial político en esta herramienta.
El uso del metaverso, y de cualquier IA, en la política o en cualquier ámbito cotidiano, plantea una situación idílica de su funcionamiento. Citando otra vez a Mozorov, este afirma que la IA “no es ni inteligente ni artificial”. El doctor Daniel Pozzi, en su libro Humanidad 2.0, está de acuerdo con Mozorov: “La inteligencia artificial no es tan inteligente ni tan artificial”. El ensayista bielorruso justifica que el origen de las IAs no está basado en reglas abstractas, sino en el trabajo de seres humanos. Mozorov define esta práctica como una «apropiación» bajo el mandato de “querer salvar la civilización”. En tanto, Pozzi defiende que las diferencias respecto al aprendizaje y funcionamiento entre una IA y un ser humano son abismales. Respecto al dominio de la sociedad por parte de las IAs, es muy irónico: “Preocuparse porque las máquinas tomen el control de la sociedad y nos dominen es como preocuparse del cambio climático en Marte”. Además, advierte que el peligro depende de quien las uso, es decir, de los propios humanos.
Pero la problemática con el propio término no es el único escollo al que deberá de hacer frente la IA para ser un instrumento útil en política. En este apartado final, volvamos a nuestro tema de análisis: el metaverso en política. El metaverso, perteneciente a empresas privadas, necesita, como cualquier IA, de datos de personas para nutrirse, entrenar y aprender. Entonces la cesión de datos personales por parte de las administraciones públicas que quieran valerse de esta herramienta a empresas privadas es, sin duda, algo problemático.
Las IAs no tienen emociones. Este hecho vuelve a plantear otro inconveniente: el pretendido objetivismo de las IAs choca frontalmente con el aspecto subjetivo de la política, que en gran medida se basa en emoción, en sentimiento. Por lo tanto, ¿cómo va a superar esta cuestión el metaverso? ¿Tiene posibilidades?
Firma invitada - Aritz Santamaria es periodista por la UPV/EHU y con máster en Comunicación y Marketing Político. Muestra especial interés por la política en todas sus vertientes, pero, en especial en dos ámbitos: por un lado, la comunicación política, y por otro lado, la política internacional.
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