Y ocurrió
Javier Milei ganó las elecciones presidenciales. Lo que hasta ayer era un escenario hipotético, hoy es una realidad. Lo imprevisible gobernará la Argentina por los próximos cuatro años.
Javier Milei se impuso frente a Sergio Massa en un balotaje nada ajustado. El candidato autodenominado “liberal-libertario” logró una diferencia de casi once puntos. Finalmente el actual ministro de Economía no pudo mantener la ventaja obtenida en la primera vuelta y se dio una reversión importante. Quedó claro, el partido no había terminado.
Los resultados muestran que el voto de la primera vuelta a Patricia Bullrich se transfirió prácticamente en su totalidad al candidato de La Libertad Avanza. Tal diferencia de votos no se entiende tampoco sin parte de lo obtenido en su día por el cordobés Juan Schiaretti, quien no se pronunció a favor de ninguno de los dos aspirantes presidenciales.
En relación con el comportamiento electoral en las provincias, hubo un triunfo arrollador de Milei al ser el más votado en todas, excepto en Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero. Para que Massa pudiese soñar con llegar a la Casa Rosada necesitaba, entre otras cosas, una ventaja de en torno quince puntos en Provincia de Buenos Aires y romper la "fórmula del fernet" en Córdoba. Sin embargo, en Provincia ganó con una diferencia de un solo punto y en Córdoba el “voto fernet” tuvo más Coca Cola a favor de Milei.
¿Qué cuestión nueva se puede aportar en el presente artículo acerca de lo que supondrá un fenómeno del que se hablado tan intensamente en los últimos meses? En realidad, nada porque ya se ha dicho (¿casi?) todo. Lo que ahora sabemos es que es real y en un futuro cercano asumirá como presidente de la Argentina.
Hoy habrá un gran regocijo en La Libertad Avanza, pero la presidencia de Javier Milei se antoja compleja. Antes que nada, uno podrá preguntarse cuándo ha sido fácil gobernar en el último tiempo la Argentina. Y en realidad es totalmente cierto, la complejidad ha sido una constante a la hora de gobernar este país. La novedad es que el candidato ganador en el balotaje por las formas y el contenido rompe con lo que podría ser catalogado como “previsible”. Veremos cuánto del plan tan disruptivo que proponía en la campaña puede implementar en los siguientes cuatro años.
El presidente electo deberá hacer frente a una delicada situación económica y gobernará con una posición nada cómoda en el Congreso (Diputados y Senadores) porque es difícil de asumir que Juntos por el Cambio le dé su apoyo sistemático, considerando que el PRO no es la única formación que compone esta alianza cuasidifunta. La gobernabilidad del libertario, de igual manera, se encontrará supeditada en parte a las pretensiones del macrismo. Además de votos, le aportó cuadros, organización y estructura. Hay que devolver favores. A ver cómo afecta dichos malabares políticos entre su electorado primigenio. ¿Qué evolución tendrá el discurso de la casta?
Milei, con todo, ha logrado imponer su propio marco en la vida política argentina, forzando a sus rivales a modificar sus discursos. Podrá generar rechazo, miedo y otros sentimientos negativos, pero no hay que subestimarlo. Este debe ser un primer paso para construir una oposición sensata.
Por su parte, el peronismo presentó al candidato más idóneo de su espacio a fin de plantar competencia en tal ciclo electoral. Sergio Massa, con esa determinación tan característica de su persona, no desistió y buscó mediante una retórica post-grieta minimizar los efectos negativos del gobierno del que formaba parte. Era difícil que consiguiese hasta las últimas un equilibrio virtuoso al ostentar la cartera de Economía de un gobierno gravemente debilitado y ser a su vez candidato presidencial.
Si bien Milei en su campaña había instalado un horizonte de cambio, Massa debía jugar con otras herramientas argumentativas que le ubicasen como un candidato creíble. Su gobierno contaba con una baja aprobación entre la opinión pública. Por tanto, sus ejes fueron la unidad nacional y la previsibilidad. Sin embargo, el hartazgo se impuso y vuelve a cumplirse la tendencia de la América Latina actual en la que la oposición derrota al oficialismo en los comicios presidenciales.
En el cuarenta aniversario de la vuelta a la democracia, su celebración con este resultado toma a lo mejor un tinte más sombrío, pero de lo que nos habla es que la alternancia democrática funciona en la Argentina porque hasta una opción así puede llegar al poder y los perdedores aceptan el resultado.
Que en estos tiempos de interregno el desencanto no sirva para mirar la política con cinismo. Toca una repolitización a la contra. Ante la incertidumbre de lo que será la presidencia de Milei, es tiempo de escribir una nueva canción cargada de un espíritu refundacionista y emancipador.
Recomendar dos artículos escritos junto a Andrés González Flores para contar con una perspectiva más amplia sobre las elecciones presidenciales en Argentina del 2023:
La candidatura de Sergio Massa avanza entre los temores de hiperinflación
El tigre viejo, el libertario cambiado y un balotaje incierto.