Bolivia: entre los jueces y la disputa por el país
Bolivia realizará próximamente las elecciones judiciales pendientes desde 2023. Todo ello en medio de la fuerte disputa entre Luis Arce y Evo Morales y la inhabilitación de este último.
Bolivia es la penúltima parada del calendario electoral de 2024 en América Latina. Luego de las tensiones que ha vivido el país, por fin se celebrarán los comicios judiciales que han generado inestabilidad desde el 2023. Bolivia hasta el momento es la única nación que elige a las y los juzgadores mediante voto popular. A este esquema se unirá México y posiblemente Venezuela tras las consulta del 15 de diciembre.
El país ha vivido momentos de tensión política no solo por la crisis energética que atraviesa y la extensión del mandato de los miembros del Poder Judicial, sino que se le suma la intensa disputa entre el presidente constitucional, Luis Arce Catacora, y el tres veces presidente boliviano Evo Morales Ayma. Esto ha llevado a una fragmentación del partido Movimiento al Socialismo (MAS) y a la ruptura entre un mandatario que parecía tutelado por el líder máximo de Bolivia.
La existencia de un poder paralelo al constitucional, tiende a tensar las relaciones políticas, así como a una ruptura de la organización política. Desde 2006 Morales fue el centro del sistema político boliviano, pero esto cambió con el golpe de Estado que sufrió en el año 2019. Así, de cara a las elecciones generales de 2020, un MAS unido presentó a Arce, anteriormente ministro de Economía en los gobiernos de Evo, como su candidato presidencial, quien resultaría elegido con el 55% de los votos. La llegada de Arce a la presidencia de Bolivia acabaría con la unidad al interior del «masismo», por lo que hoy el expresidente y el ejecutivo actual se disputan el control no solo del partido, sino del país. Esto ha llevado a descalificaciones mutuas y a algunos percances que podrían debilitar al oficialismo.
Morales vs. Arce
Cuando aparecen dos personajes fuertes dentro de un mismo partido, conlleva históricamente al desgaste de uno y la predominancia de otro. La Ciencia Política ha logrado dar seguimiento a personajes como Luiz Inácio «Lula» Da Silva y el Partido de los Trabajadores, Evo Morales y el MAS, Néstor y Cristina Kirchner con el Partido Justicialista, o Hugo Chávez y Nicolás Maduro con el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), que han demostrado que una persona controla la vida interna.
Sin embargo, cuando hay un exceso de personalismo, las tensiones comienzan como la disputa Alberto Fernández y Cristina Fernández que culminó con la derrota de Sergio Massa, el regreso de Lula a la presidencia de Brasil en 2022 porque no había otro perfil capaz de vencer a Bolsonaro, y las tensiones entre Rafael Correa y Lenin Moreno en el Ecuador. La fuerza política y el capital que tiene Evo Morales lo han convertido en una fuente del sistema boliviano, luego entonces cuenta con la capacidad para movilizar a sus seguidores, incluso en contra de su correligionario.
Por otro lado, está el mandatario Luis Arce, quien cuenta con la legitimidad legal, de acuerdo con Max Weber, y se ha sumado a la pelea con el fundador del MAS. El ejecutivo acusa a su antecesor de dividir al país, buscar someter la pluralidad y lo ha señalado de manejar a sus seguidores para desconocer al presidente constitucional. Empero, como si de una competencia se tratara, ambos han apostado su capital político para diezmarse mutuamente.
Ahora bien, Arce ha logrado asestar una derrota política a Evo Morales. La Corte Suprema declaró que Morales ya no puede aspirar a una nueva reelección y anuló esta modalidad; con esta decisión el exmandatario ha sido inhabilitado. El ejecutivo planeaba derrotar a Morales en las urnas, puesto que se tenía previsto un referéndum para que la gente decidiera si está a favor o en contra de la reelección indefinida. Sin embargo, este ha sido postergado indefinidamente, luego de que el Tribunal Constitucional declarase que el gobierno no cumplió con el requisito de que el Tribunal Electoral aprobara con antelación las preguntas.
El MAS fragmentado
El 14 de noviembre la Sala de lo Constitucional reconoció a la nueva dirigencia partidista del MAS. La resolución fue cuestionada por Evo Morales, quien acusó a los líderes de iniciar una persecución contra él por órdenes de Luis Arce. Asimismo, el bloque afín a Morales fue expulsado de la presidencia por primera vez en treinta años, lo cual fue un golpe duro para el expresidente.
Los partidos políticos no son entes homogéneos, al contrario, cuentan con diversas visiones dentro de su seno. Duverger, Sartori, Katz y Mair o Panebianco concuerdan en que los partidos se caracterizan por ser plurales. El MAS creció a la sombra de Morales, pero con la llegada de Arce a la presidencia, el partido se ha orientado hacia este último, en la medida que es la persona que ostenta el poder constitucionalmente. Así pues, esto ha llevado a tensar a los grupos que se identifican con el evismo y su contraparte, el arcismo.
Desde 2023, la facción de Morales lo eligió como jefe de partido. No obstante, en 2024 el expresidente fue excluido y se eligió para ocupar el liderazgo del MAS a Grover García, quien es cercano a Arce. De esta forma, se podría entender que Morales perdió un tercer asalto frente al ejecutivo y su poder se ve mermado. El sistema político se ha ido acomodando poco a poco frente a un presidente que aspira a la reelección y una líder carismático que parece ver eclipsada su fuerza.
La oposición levanta la mirada rumbo a 2025
Los liderazgos opositores como el exgobernador del departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y los expresidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa han entablado canales de comunicación para unirse rumbo a los comicios del próximo año. Pretenden crear una plataforma unitaria que sirva para derrotar al MAS ahora que está siendo debilitado por las pugnas internas. No es la primera vez que la oposición plantea una alianza. Desde 2006 este ha sido un objetivo, pero sus esfuerzos han sido estériles.
Si bien no existen nombres de quien enfrentará al oficialismo, lo cierto es que la oposición aspira a recuperar el país. Ante este escenario, los partidos opositores no han logrado posicionar un proyecto atractivo, sino que su posible crecimiento se da a raíz de la ruptura del partido gobernante. La retórica anti-masismo no ha sido suficiente para catapultarse dentro del electorado, aunque ante un escenario de división posiblemente se acercarían a tender acuerdos con sectores insatisfechos con Arce.
Ahora, dependerá de la candidatura que seleccione la oposición para realizar un análisis que no se base en especulaciones sino en categorías y circuitos de competencia. Lo cierto es que por ahora la oposición sería la más beneficiada de los conflictos oficialistas. Además, cuando existen partidos fuertes como el MAS, que han dominado todos los espacios, el triunfo de la oposición podría darse a partir de una ruptura oficialista.
Comicios judiciales… a medias
Estos comicios han estado marcados por la postergación desde finales de 2023. Derivado de esto, el Senado acordó junto al Tribunal Superior Electoral como fecha el 1 de diciembre de 2024, pero finalmente la autoridad electoral declaró su postergación para el 15 de diciembre del presente año. La razón para cambiar la fecha se debió a los bloqueos que ha encabezado Evo Morales.
Las movilizaciones del dirigente cocalero pusieron en aprietos el proceso electoral que estaba previsto. Se suma también que dos jueces, Gonzalo Hurtado y René Yván Espada, declararon desierta la convocatoria en cinco departamentos de nueve para renovar los asientos del Tribunal de Justicia y el Tribunal Constitucional. Tal panorama ha generado cuestionamientos por parte de la sociedad al sostener que están violando el artículo 190 de la Ley de Régimen Electoral que establece que ningún proceso puede ser anulado. Asimismo, estos jueces han optado por cambiar las reglas electorales al punto que han despertado la inestabilidad en los comicios que están en puerta. Los departamentos que no tendrán elecciones para el Tribunal Constitucional son Pando, Cochabamba, Santa Cruz, Beni y Tarija, mientras que Beni y Pando no podrán elegir miembros del Tribunal de Justicia. El pleno del máximo tribunal optó por validar estas sentencia para así evitar una mayor crisis y entonces las elecciones del 15 de diciembre serán parciales.
Por otro lado, el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, una figura vista dentro del MAS como presidenciable, promulgó una ley para cesar de sus cargos a los jueces de los tribunales que habían extendido su mandato. Esta ley apareció en medio de las sentencias que han emitido jueces como la inhabilitación del expresidente y el cambio de la dirigencia del MAS.
Las elecciones judiciales, en suma, han generado una crisis en el país sudamericano no solo por la prórroga de los mandatos de los jueces, sino que son vistas como un botín político. Por otro lado, el país considera que se ha instaurado una tiranía de los juzgadores, quienes toman decisiones políticas que debilitan a Morales y fortalecen a Arce. No obstante, lo que ocurre en Bolivia solo es la materialización de un Poder Judicial partidista que no responde al derecho o a la imparcialidad. Esto es, ante una crisis que se extiende en todo el sistema institucional boliviano, el funcionamiento de la judicatura apuntala esta crisis.
Firma invitada - Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21.
Aquellxs interesadxs que cuenten con una perspectiva politológica o sociológica y quieran colaborar en esta newsletter con la publicación de artículos relacionados con la actualidad política, pueden ponerse en contacto con nuestro equipo: politicxcontacto@gmail.com.
Gracias por leer En Disputa. Si te gusta la newsletter, haga clic a continuación para unirte al grupo de suscriptores de pago. De esta forma, permites la sustentabilidad y la mejora de nuestra página web.