Guilherme Boulos: la izquierda que mira a la ciudad de São Paulo
El psolista Guilherme Boulos, de cara a las elecciones municipales de São Paulo, ha logrado reunir en su candidatura a la mayoría del campo progresista.
Brasil se prepara para celebrar el próximo mes de octubre sus elecciones municipales en las que se elegirán 5.567 alcaldes y vicealcaldes y en torno a 58 mil concejales. Tendrán lugar dos años después de los comicios generales, cuyo evento más destacado fue la derrota de Jair Bolsonaro ante Lula da Silva. Entonces las municipales de 2024 pueden ser una buena oportunidad para estimar el clima social ante la tercera presidencia de Lula.
A pesar de se deba plantear algo de distancia con este tipo de elecciones porque al final lo que realmente se evalúan son las instancias locales, no significa que existan contiendas electorales, como es el caso de la ciudad de São Paulo, cuyas dinámicas adquieren fácilmente una lectura en términos nacionales. São Paulo es la ciudad más grande de Brasil con 10,4 millones de habitantes y un destacado centro financiero para el país y para América Latina. En suma, es una «ciudad global» emergente de enormes proporciones físicas e importantes disparidades.
Si se mira la ciudad de São Paulo atendiendo a las últimas elecciones presidenciales, Lula fue el candidato más votado, obteniendo los mejores resultados del Partido de los Trabajadores (PT) en veinte años. El PT en 2022 tuvo un muy buen desempeño en las grandes ciudades en general, a excepción de Río de Janeiro y Belo Horizonte, que perdió por un margen estrecho. En este sentido, las victorias en São Paulo como en Porto Alegre fueron las más destacadas al ser dos capitales ubicadas en estados (Estado de São Paulo y Río Grande del Sur respectivamente) con una fuerte presencia de la ultraderecha. Para la geógrafa Fernanda Padovesi Fonseca et al., ambas ciudades fueron el «contrapunto de la urbanidad» con su interior. La idea que subyace, al formular tal concepto, es que “la urbanidad marca la diferencia en la formación de la voluntad electoral”.
De este modo, São Paulo como estado cuenta con una tendencia más conservadora. En el interior del estado tradicionalmente ha predominado los partidos de centroderecha. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, ahora MDB) en un principio fue esa fuerza política que disponía de una mayor penetración en las pequeñas ciudades del interior de São Paulo. Dicha tendencia se mantuvo, pero el PMDB fue reemplazado Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que se convirtió desde ese momento en la formación dominante. Desde 1995 hasta el 1 de enero de 2023, el estado de São Paulo estuvo gobernado de forma ininterrumpida por el PSDB o sus aliados. Con las elecciones estatales de 2022, los tucanos perdieron este bastión al ser arrebatado por el bolsonarismo. Tarcísio de Freitas, ministro de Infraestructura con Bolsonaro, obtuvo la victoria frente al petista Fernando Haddad en la segunda vuelta de los comicios a gobernador paulista.
El PT nunca ha ganado el estado más poderoso de Brasil. En contraste, su implantación en la capital ha sido mayor al haberla administrado en tres ocasiones: Luiza Erundina (1989-1993), Marta Suplicy (2001-2005) y Fernando Haddad (2013-2017). Así pues, la alcaldía de São Paulo ha mostrado ser una contienda electoral más disputada.
Poniendo el foco en la actual coyuntura, las dinámicas que dominan en las elecciones del próximo 6 de octubre marcan una cierta ruptura con el pasado. En un informe del medio Poder360, destacaban, entre otras cuestiones, el declive del PSDB y el PT. A esto abría que añadirle un asunto más que no se menciona (dado que el informe es del mes de abril): el ascenso sorpresivo del ex-coach Pablo Marçal.
El presente artículo se centrará en esas dinámicas que hacen diferente a esta elección, dando un especial protagonismo a la candidatura de Guilherme Boulos, una figura en ascenso en la izquierda brasileña que ha conseguido que el PT no presente una persona que le compita.
El candidato que hace resurgir a la izquierda en São Paulo
Guilherme Boulos fue adquiriendo relevancia en el panorama político y social brasileño por ser el principal líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), creado a finales del siglo XX por parte de militantes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) que vieron la necesidad de ir más allá del campo y organizarse en las ciudades. El MTST, que experimentó un gran crecimiento durante los gobiernos del PT, se ha convertido en el principal movimiento social urbano del país. Además, la incidencia que tuvo en las protestas de junio de 2013 y su oposición al golpe blando contra Dilma Rousseff contribuyeron a impulsar su figura.
Entonces en 2018 Boulos fue designado por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) para ser su candidato presidencial. Sin embargo, el desempeño de esta candidatura fue bastante discreto al solo lograr el 0,58% de los votos. Los comicios presidenciales de 2018 estuvieron marcados por la llegada de la ultraderecha a la presidencia de Brasil de la mano de Bolsonaro, que articuló hábilmente su agenda reaccionaria a partir del discurso antipetista que dominaba por ese tiempo en Brasil.
Si bien los resultados de 2018 mostraron las limitaciones de su candidatura a nivel nacional, las elecciones a la alcaldía de São Paulo celebradas en 2020 fueron una oportunidad para Boulos a fin de poder mostrar otras sensaciones. El alcance de su figura en una metrópoli como São Paulo era mayor debido al impacto con el que contaba el MTST, además de la vinculación de su experiencia política a dicha capital. De esta forma, consiguió dar la sorpresa en las elecciones municipales y clasificarse a la segunda vuelta en la que se midió al alcalde Bruno Covas (PSDB), quien acabaría imponiéndose. Pese a que no se ganase la alcaldía, fueron unos resultados bastante positivos para este espacio a la izquierda del PT representado por el PSOL. La candidatura de Boulos se construyó a partir del respaldo de los sectores populares y los jóvenes.
La posición de fuerza que adquirió Boulos en la ciudad São Paulo potenció una eventual candidatura a las elecciones a gobernador del estado del año 2022. No se concretó finalmente dado que firmó un acuerdo con Lula para favorecer la unidad en torno al nombre de Fernando Haddad y a cambio el PT renunciaba a presentarse a las elecciones municipales paulistanas de 2024. En 2022 se presentaría a la Cámara de Diputados como miembro del PSOL, logrando ser electo con más de un millón de sufragios y convirtiéndose en el diputado federal más votado en el estado de São Paulo.
Su etapa en la Cámara de Diputados le ha servido para adquirir experiencia en el terreno institucional. Esto ha repercutido en su nueva candidatura a la alcaldía de São Paulo en la que ha buscado ensanchar su proyecto político a fin de llegar a un número mayor de electores. En consecuencia, la alianza que ha sellado con la exalcaldesa Marta Suplicy (PT) busca incidir en esa idea de frente amplio que Lula cultivó dos años atrás para derrotar al bolsonarismo. La inclusión de Suplicy, considerada la mejor alcaldesa paulistana en los últimos cuarenta años según Poder360, responde a la búsqueda de un votante moderado al que Boulos por sí solo no puede llegar y para compensar su inexperiencia en lo que se refiere a la gestión de la ciudad. Boulos afronta los comicios de este año encabezando una plataforma que agrupa a diversas fuerzas del campo progresista. En el bloque que ha construido resuena una famosa frase del pedagogo Paulo Freire, que estuvo presente también en la campaña de Lula de 2022: “unir a los divergentes para derrotar a los antagónicos”.
Los últimos seis años de Boulos han estado marcados por su participación en diferentes contiendas electorales. Así, su nombre ha sido encuadrado entre los nuevos liderazgos de la izquierda brasileña, lo que ha propiciado que sea visto como un posible sucesor de Lula. La trayectoria del líder del MTST es lo más cercana a lo que ha representado la figura del actual presidente de Brasil, como ha reconocido igualmente este último. No obstante, el psolista todavía no dispone de la capacidad de ganar a nivel nacional.
Ricardo Nunes y Pablo Marçal: los principales candidatos a batir
De cara a las elecciones a la ciudad de São Paulo, aparte de Guilherme Boulos, se ha de prestar atención a otros dos candidatos que pueden conseguir la victoria: Ricardo Nunes (MDB) y Pablo Marçal (PRTB).
Ricardo Nunes es el actual alcalde paulistano. Fue a mediados de 2021 cuando asumió este cargo debido al fallecimiento prematuro de Bruno Covas (PSDB). En los comicios de 2020, Nunes era la fórmula vicepresidencial de Covas, de ahí que le sucediese en el cargo. Respecto a la evaluación que hace la población sobre su mandato, de acuerdo con Datafolha, un 68% considera que hizo menos de lo esperado para la ciudad de São Paulo.
Ante este contexto, ha aprovechado su condición de alcalde para implementar algunas políticas públicas que le permitan ganarse un mayor número de votos. Por otro lado, ha buscado proyectarse como un candidato moderado con respecto a sus principales contrincantes, pese a que tendió una alianza con Partido Liberal (PL), la formación política del expresidente Jair Bolsonaro. Nunes lidera la coalición más numerosa, lo que le garantiza el mayor tiempo para la propaganda electoral en radio y televisión.
El problema del candidato a la reelección es que, aun habiendo recibido el apoyo de Bolsonaro, no es el favorito entre el electorado bolsonarista. Las proyecciones de finales de agosto de Datafolha mostraban que el favorito entre estos votantes era Pablo Marçal. Nunes pretende alejarse de las posiciones de Bolsonaro a la vez que tiene el respaldo del PL. Esto en la primera vuelta le puede acabar perjudicando porque le deja en una posición indeterminada, sin llegar a ganarse el favor del bolsonarismo.
En este punto, hay que hablar del influencer Pablo Marçal, un fenómeno político y social que ha revolucionado los comicios. Éste tuvo sus primeros acercamientos a la política en el ciclo electoral de 2022: primero intentó ser candidato presidencial pero no logró ser registrado; y después se presentó para diputado federal en São Paulo consiguiendo la elección, que acabaría siendo anulada por el Tribunal Superior Electoral. Para los comicios municipales, como candidato del Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB), un partido con poca trascendencia en la escena política brasileña, ha vuelto a la carga con una estrategia de comunicación más incisiva. Su estilo disruptivo y de tintes reaccionarios ha sido comparado con el de Olavo de Carvalho, quien fue referente ideológico de la ultraderecha en Brasil.
La figura de Marçal representa una continuación del bolsonarismo, un movimiento que en cierta manera se encuentra huérfano dado que su líder fue inhabilitado el año pasado hasta 2030. Bolsonaro, quien se resiste a ceder liderazgo esperando a que su condena sea revocada, ha adoptado una posición oscilante dado que Ricardo Nunes no es su candidato predilecto.
Ante un fenómeno así, conviene acudir a las reflexiones del filósofo Rodrigo Nunes que mostraba la influencia del «emprendedorismo» en la emergencia de las nuevas derechas. La etiqueta de emprendedor, también presente en Marçal, tiene la capacidad de abarcar realidades muy distintas al representar una aspiración. Para el autor del libro Bolsonarismo y extrema derecha global. Una gramática de la desintegración (2024), “la ola de extrema derecha que sorprendió a muchos en 2018 también debe entenderse como un gran movimiento emprendedorista”. En vez de construir organizaciones de masas con un alto grado de disciplina como hacían los movimientos fascistas históricos, las nuevas derechas recurren a las plataformas digitales con el fin de conectar una oferta con una demanda.
Por ahora, con respecto a la primera vuelta, las encuestas proyectan un empate técnico entre Boulos, Nunes y Marçal. En un virtual balotaje, tanto Boulos como Nunes vencerían ante Marçal. Mientras, si el enfrentamiento fuese entre Boulos y Nunes, el vencedor sería el candidato a la reelección, ya que en tal escenario la mayoría del voto del ex-coach optaría por este último. La segunda vuelta entonces parece lo más probable, queda saber qué dos candidatos se enfrentarán el 27 de octubre.
Entre la divergencia y la cooperación con las fuerzas progresistas
Considerando que las elecciones municipales trazan tendencias −sin necesariamente anticipar lo que va a acontecer en las próximas federales−, el desempeño de Guilherme Boulos en la ciudad de São Paulo impactará en la posición del PSOL dentro del espacio progresista. Hoy el principal activo del PSOL es la capital del estado de São Paulo en tanto su fuerza en Río de Janeiro ha menguado y están camino de perder la alcaldía de Belém do Pará. Por ello, una derrota de Boulos no solo afectaría a su propia figura, sino que también repercutiría negativamente en el horizonte del PSOL.
Aun cuando ha mantenido durante sus veinte años de historia una posición de subalternidad con respecto al PT, no se puede negar que la presencia del PSOL ha supuesto un contrapunto en el campo de la izquierda brasileña capaz de atraer a aquellos sectores de la juventud a los que el petismo le cuesta más llegar.
El PSOL nació de una escisión del PT. Esto ocurrió después de que la senadora Heloísa Helena y los diputados João Fontes, Luciana Genro y João Batista de Araújo fuesen expulsados del PT por votar en contra del proyecto de reforma de las pensiones del gobierno lulista. De esta forma, fundaron en 2004 el Partido Socialismo y Libertad con el objetivo de ser una fuerza a la izquierda del PT.
El historiador y politólogo Juliano Medeiros, presidente del PSOL entre 2017 y 2023, explicaba que el partido ha pasado por dos etapas: una primera etapa de «demarcación de posiciones» en la que sus miembros podían apuntar los límites y contradicciones de los gobiernos del PT; y, a partir del impeachment contra Dilma Rousseff, comenzó una segunda etapa marcada por la colaboración con el resto de la izquierda a la vez que había una competencia por la hegemonía de este espacio. Se entendía que con la simple demarcación no era suficiente para la renovación, de ahí que decidiesen abrirse a los movimientos sociales. Para Medeiros, esto entrañó la transformación del PSOL en un partido-movimiento que podía aunar diversas tendencias.
Dicha refundación se produjo en un contexto crítico para las izquierdas en Brasil. Ante una ultraderecha que progresivamente iba haciéndose más fuerte, el PSOL no podía mantenerse en posiciones de aislamiento, sino que necesitaba converger con aquellos movimientos con los que compartiesen agendas comunes (como puede ser la estrecha relación que se forjó con el MTST) y abrir espacios de diálogo con formaciones del campo progresista con vistas a ser competitivos en las contiendas electorales, así como cooperar en los ámbitos instituciones. En este contexto, tampoco hay que olvidar la repercusión que tuvo el asesinato en 2018 de Marielle Franco, concejala psolista de Río de Janeiro, por milicias de extrema derecha. Marielle, además de ser una referente social, era vista como una de las personalidades con el potencial para liderar la nueva izquierda brasileña.
En la actualidad, el principal bloque de este partido es el PSOL Popular, conformado por Primavera Socialista (la corriente de Juliano Medeiros y Paula Coradi, la actual presidenta) y Revolución Solidaria (la corriente de Guilherme Boulos y el MTST), que defiende esta idea de construir amplias alianzas con el espectro de la izquierda. Por ello, a diferencia de las anteriores presidencias del PT, el PSOL hoy es parte de la base de apoyo del gobierno de Lula. La táctica defendida por el PSOL Popular de un «gobierno en disputa», aun siendo una respuesta marcada por la coyuntura, cuenta con una base crítica en el seno del partido, lo cual no ha de suponer un problema si se garantizan canales de voz también a la disidencia.
El PSOL se ha establecido como la segunda fuerza de la izquierda brasileña, a pesar de que todavía a nivel nacional no es demasiado grande. Ahora, su proyección en el mediano-largo plazo parece que va a estar determinada por lo que ocurra en las elecciones municipales de São Paulo. Dado que se mantiene un contexto político tan polarizado, al PSOL no le vale solo con marcar un perfil propio, por lo que conseguir hacerse con la capital paulista colocaría al partido en un lugar más cómodo del tablero. Paralelamente, tampoco hay que perder de vista el rumbo de la tercera presidencia de Lula, caracterizada hasta el momento por «un reformismo débil y en cámara lenta».
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