La caída del semáforo alemán
La destitución del ministro de Finanzas propició el fin de la coalición semáforo en Alemania y la convocatoria de las elecciones federales de forma anticipada.
Alemania ha puesto en medio del centro de la discusión un tema que es debatible para la Ciencia Política: la debilidad de los sistemas parlamentarios. Esto ocurrió luego de que el gobierno germano integrada por el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP), comúnmente conocida como la coalición semáforo, se rompiera.
Este hecho ha generado una crisis en el país europeo, sobre todo porque el canciller Olaf Scholz aspiraba a buscar la reelección en septiembre de 2025, cuando se celebrarían los próximos comicios federales. Como todo sistema parlamentario, Alemania necesita que un partido gane la mayoría simple, es decir, cincuenta más uno en el Bundestag, o que se formen alianzas entre partidos para investir al gobierno.
En el estudio de los sistemas políticos, la disputa entre el presidencialismo y el parlamentarismo siempre ha estado abierta. Los defensores del primero critican la parálisis del segundo y su inestabilidad, mientras que los simpatizantes del gobierno de gabinete defienden que este impide la concentración de poder e impulsa el diálogo y la negociación. Cabe destacar que ambos tienen ventajas y desventajas, pero un punto central es que en el segundo sistema si el gobierno pierde la confianza o se rompe la coalición, este caerá.
No obstante, el debate y el análisis de los sistemas políticos no puede ser visto como blanco o negro, sino que deben tomarse un conjunto de variables que afectan a la permanencia de un partido o coalición. Visto desde una óptica metodológica, la variable independiente es el fin de la coalición liderada por Scholz, pero a su vez esta se ve afectada por otros eventos que fungen como variables independientes: los desacuerdos en los programas de gobierno, el avance de Alternativa para Alemania (AfD), o los problemas para que Alemania recupere un papel central en la política europea. Luego entonces, nos llevan a formular una hipótesis: el gobierno socialdemócrata había estado resistiendo golpes políticos, pero fue el despido del Ministro de Finanzas lo que coronó la caída de Scholz once meses antes de celebrar los comicios.
¿Por qué se desplomó la coalición?
Un primer elemento es que Alemania no cuenta con un bipartidismo como es el caso del Reino Unido, el cual se entiende como el modelo ideal de la representación, si se aplica el modelo del politólogo Arend Lijphart. El país germano cuenta con un «pluripartidismo atomizado», el cual se caracteriza por la existencia de seis o más partidos en el Parlamento, de acuerdo con Giovanni Sartori. Entonces es el número de partidos lo que dificulta que uno solo gane la mayoría y que se vea en la necesidad de negociar con otros.
Ahora bien, en el caso específico, la coalición semáforo colapsó debido a que el canciller removió al ministro de Finanzas, Christian Lindner, miembro del FDP. Las disputas surgieron en medio de la creación del proyecto de los presupuestos para el año 2025, debido a que los socialdemócratas y verdes pedían mayor intervención del Estado en la economía frente a los liberales que defendían una mayor desregulación y menor intervención. Derivado de lo anterior, Scholz declaró que había perdido la confianza en el FDP en tanto sus miembros solo se preocupaban por mantener la clientela política. Ante este escenario, los socialdemócratas ahora plantean gobernar con minoría, lo cual es posible pero a su vez vuelve más vulnerable el ejecutivo. Así pues, desde la oposición, exigieron elecciones anticipadas.
El canciller afirmó en un principio que el 15 de enero de 2025 presentaría ante el Parlamento una moción de confianza, y en caso de no obtenerla, convocaría a elecciones anticipadas para marzo del mismo año. Sin embargo, socialdemócratas y democristianos, las dos principales formaciones políticas del país, acordaron que el próximo 16 de diciembre Scholz pedirá la moción al Bundestag y el 23 de febrero de 2025 los alemanes acudirán a las urnas.
En la historia germana, los comicios anticipados no son comunes y tampoco se organizan por mandato de un partido o jefe de gobierno; al contrario, conllevan un proceso que involucra al Parlamento y luego al jefe de Estado, en este caso, al presidente Frank-Walter Steinmeier. La Constitución federal solo permite la disolución del Bundestag en dos casos específicos: 1) cuando la elección del canciller no consigue una mayoría parlamentaria, cincuenta más uno, el jefe de Estado puede disolver el parlamento; y 2) cuando el canciller pide moción de confianza al Bundestag y si no lo obtiene, el presidente está facultado para llamar a nuevas elecciones en un lapso de 21 días.
Mientras tanto, habrá que dar seguimiento al desenlace de la crisis en la que Alemania está inmersa y a esto se suman otros eventos que pueden cimbrar al país. En primer lugar, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania ha tenido un avance destacado en algunas regiones del país como Turingia. El resto de partidos han intentado crear un cordón sanitario y así aislar al nacionalismo de la toma de decisiones.
Por otro lado, la victoria de Trump en Estados Unidos enciende las alertas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), al cual Alemania pertenece. El presidente electo ha declarado que no quiere donar más dinero a esta organización, lo que ha producido un tensionamiento de la relación con sus aliados cercanos. Asimismo, no se ha de perder de vista la crisis desatada por la guerra ruso-ucraniana y que ha afectado en la producción de gas al país germano. Sin duda estos eventos representan un riesgo para la estabilidad del país a nivel exterior y que podría agudizarse con la debilidad del gobierno federal.
¿Es la primera vez que ocurre esto?
Los libros de historia germana han registrado que en solo tres ocasiones se ha disuelto el Bundestag. La primera fue en 1972 cuando el canciller era Willy Brandt y buscaba normalizar las relaciones con los países de la Europa Oriental. Esta acción generó tensión con su partido, el SPD, y con los liberales, lo que propició una pérdida de la mayoría parlamentaria, contando con los mismos apoyos que la oposición democristiana. Brandt pidió un voto de confianza, pero no lo obtuvo y el Bundestag fue disuelto. Entonces se convocaron elecciones y los socialdemócratas se posicionaron como la principal fuerza con el 45% de los votos. Esta vez podría formar una alianza con el FDP y nuevamente fue nombrado canciller.
La segunda disolución se dio en 1983 en los últimos años de la Guerra Fría. El democristiano Helmut Kohl sucedería en el cargo al socialdemócrata Helmut Schmidt debido a una moción de censura en 1982. Kohl asumió el poder y en 1983 se celebraron elecciones anticipadas. Tras los comicios, el Partido Socialdemócrata y la Unión Demócrata Cristiana (UCD) empataron con el 38,2% de los votos. De esta manera, los segundos tejieron alianzas con el Partido Liberal que había obtenido el 6,9% de los sufragios y se unieron con la Unión Socialcristiana de Baviera que se hizo con el 10,6%, logrando así investir el gobierno.
Finalmente, la tercera disolución se llevó a cabo en 2005 cuando el canciller Gerhard Schröder (SPD) generó insatisfacción con sus políticas en materia laboral y de seguridad social. Además, había perdido las elecciones en Renania del Norte-Westfalia a manos de la Unión Demócrata Cristiana encabezada por Angela Merkel, quien comenzaría a partir de 2005, una vez obtuvo la victoria electoral en las elecciones federales, su largo periplo al frente de la cancillería de Alemania.
En conclusión, la historia ha demostrado que el sistema parlamentario alemán tiene una mayor estabilidad política que, por ejemplo, el español. En al menos dos veces que se celebraron comicios anticipados por la ruptura de la coalición gobernante y una fue por la derrota electoral en un estado del país.
Referente a la actual coyuntura, el debilitamiento de la cancillería de Olaf Scholz no solo se explica por la decisión de remover al ministro de Finanzas (y presidente del FDP), sino que se ha de prestar atención a otras cuestiones como la pérdida de prominencia de Alemania en la política europea. Por otro lado, Scholz ha logrado un acuerdo para celebrar elecciones en febrero de 2025, lo cual es positivo y pone fin a la incertidumbre electoral. No obstante, la caída del gobierno debilita aún más la imagen del canciller, quien pretendía reelegirse. La administración encabezada por los socialdemócratas resistió diversos golpes que lo habían estado debilitando, aun cuando la ruptura de la coalición solo era cuestión de tiempo. En lenguaje pugilístico, Alemania recibió castigo en las cuerdas y finalmente cayó a la lona.
Firma invitada - Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21.
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