Victoria de Daniel Noboa: ¿camino de un nuevo Ecuador?
En una segunda vuelta marcada por el eje correísmo-anticorreísmo, Daniel Noboa se impuso ante Luisa González y será el encargado de hacer frente a la delicada coyuntura que vive hoy Ecuador.
Daniel Noboa fue elegido nuevo presidente de Ecuador tras derrotar en segunda vuelta a la correísta Luisa González. El hijo del cinco veces candidato presidencial y empresario Álvaro Noboa se convierte en el mandatario más joven de la historia de Ecuador. Su llegada al Palacio de Carondelet se produce en un momento delicado para el país latinoamericano por los altos niveles de inseguridad.
Eje correísmo-anticorreísmo activado (de nuevo)
La candidata Luisa González de Revolución Ciudadana (RC), como se esperaba, quedó en primer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas celebradas el pasado 20 de agosto. Ahora bien, la presidencia de Ecuador tendría que decidirse en una segunda vuelta que enfrentaría a González con Daniel Noboa, quien resultó ser la gran sorpresa de la noche electoral. De los ocho binomios presidenciales, la candidatura de este último no se había tenido realmente en cuenta. No hay que obviar que el tablero electoral había variado con el asesinato de Fernando Villavicencio, uno de los candidatos que estaba mejor posicionado con vistas a pasar a una segunda vuelta.
Para el balotaje, a la tendencia ascendente de Noboa había que sumarle que el votante de Villavicencio-Christian Zurita1 y el de Jan Tópic, quienes habían quedado en la primera vuelta en tercera y cuarta posición respectivamente, podían ver con mayor simpatía a éste que a González. La candidata de Revolución Ciudadana sabía en qué términos se iba a jugar esa segunda vuelta y para ello, con el fin de ir más allá del piso que tenía asegurado, debía distanciarse de los marcos correístas. Eso se trasladó a su campaña y en parte le ayudó a reducir el margen que le separaba de Noboa en las encuestas, aunque no se acabó de ver una predisposición clara en RC para ensanchar su base electoral.
De por sí, Luisa González representaba una versión más tenue del correísmo, pero el clivaje que iba a predominar en esta segunda vuelta ya estaba predefinido. A pesar de que la seguridad fuese el principal tema de la campaña, parece que lo que en gran medida desequilibró la balanza fue el correísmo-anticorreísmo, las emociones que generaban entre los electores la figura del expresidente Rafael Correa. Si bien las elecciones seccionales de febrero de 2023 había primado el voto de castigo al presidente Guillermo Lasso, en una arena electoral distinta y bajo otros términos el eje de disputa varió.
Noboa entonces fue el vencedor de las elecciones celebradas el 20 de octubre. Se impuso con el 52% de los votos ante González que obtuvo el 47,5%. El politólogo Santiago Basabe ya advertía que los resultados de este año iban a ser muy similares a los que se vieron en la disputa de 2021 entre Andrés Arauz y Lasso y eso es lo que sucedió al final.
Un «outsider» de presidente
Daniel Noboa deberá completar el mandato original de Lasso, que termina en 2025. Estas elecciones anticipadas tuvieron que celebrarse debido a que el presidente invocó el mecanismo constitucional de la “muerte cruzada” después de que la Asamblea Nacional iniciase un juicio político en su contra. Con la “muerte cruzada”, se buscaba evitar un bloqueo político, pero el asunto es si va a llegar a ser efectivo considerando la delicada coyuntura existente en Ecuador.
En el año y medio de duración que tendrá la presidencia de Noboa, los problemas de seguridad se antojan como el principal reto al que deberá de hacer frente. Ivan Briscoe y Glaeldys González en un detallado artículo en Foreign Affairs hablaban que desde 2020 el país se hallaba en una epidemia de violencia. Las condiciones de la costa ecuatoriana han favorecido para que en el último tiempo sea un atractivo para los grupos criminales. Los puertos han pasado a ser una ruta clave para la exportación de cocaína a Estados Unidos y Europa. En los años de Correa la violencia se fue mitigando, pero después, cuando el crecimiento económico dejó de ser tan fuerte, el narcotráfico se aprovechó de la porosidad de las fronteras y la economía dolarizada que existía desde el año 2000. En este sentido, Briscoe y González explicaban que en caso de que el próximo presidente se sienta tentado por una política de “mano dura”, al estilo de Nayib Bukele, puede resultar siendo contraproducente, ya que la espiral de violencia se agravaría todavía más.
La crisis de seguridad fue un elemento determinante a la hora de impulsar al candidato de Acción Democrática Nacional (ADN), pero en el futuro próximo puede volvérsele en su contra. Al mismo tiempo, otro punto que lo más probable complicará el mandato de Noboa es la posición tan precaria que tiene el movimiento que lo respalda, ADN, en la Asamblea Nacional. Tampoco mejoraría si se apoyase en otras formaciones de la derecha porque los resultados de los comicios legislativos no arrojaron mayorías claras.
El lema de campaña de Noboa era Por un nuevo Ecuador. Con esta frase, buscaba marcar su perfil de gestor con aires renovados, alejado de las tradiciones políticas que habían prevalecido en Ecuador. Su elección, como señalaba igualmente Santiago Basabe, es un síntoma de que el sistema político ecuatoriano se encuentra en crisis y por tanto se buscan nuevas opciones que intenten romper con los marcos preestablecidos.
Pese a que su figura sea relativamente novedosa en la política ecuatoriana, Daniel Noboa proviene de una de las familias más ricas y poderosas del país. A este respecto, de acuerdo a un reportaje de Financial Times, los familiares del próximo presidente de Ecuador se encuentran inmersos en una disputa judicial acerca del conglomerado familiar. La preocupación viene por el potencial conflicto de intereses que tendría Noboa. Algo similar ocurrió durante la fallida presidencia de Lasso y es que el exbanquero también fue acusado de conflicto de intereses.
Ahora, cabe preguntarse si conseguirá hacer realidad el lema Por un nuevo Ecuador porque tiene un corto período de tiempo, hasta principios de 2025, y las condiciones tan complejas limitarán su margen de maniobra.
Tras el asesinato de Villavicencio, Christian Zurita fue la persona elegida por el Movimiento Construye para participar en las elecciones presidenciales del 20 de agosto.
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